Sadir juega fuerte antes de las urnas: bono para estatales, silencio para informales y el aroma ácido del oportunismo

Sadir juega fuerte antes de las urnas: bono para estatales, silencio para informales y el aroma ácido del oportunismo

Perico Noticias | Editorial de fuego desde Jujuy


Jujuy, 11 de abril de 2025 – Con la política económica nacional al rojo vivo tras la eliminación del cepo y una devaluación que ya se siente en las góndolas, el gobernador Carlos Sadir decidió moverse rápido: anunció un bono de $50.000 para los trabajadores del Estado y un aumento del 3%, justo en la recta final hacia las elecciones provinciales de mayo. Pero el anuncio no fue parejo: la otra mitad de Jujuy —la informal, la silenciada, la que no figura en ningún recibo— quedó, una vez más, fuera del radar.

¿Es un acto de empatía o una maniobra quirúrgica para frenar el voto bronca? La pregunta incomoda, pero es inevitable.


Bono selectivo, justicia desigual

En una provincia donde casi el 50% de la población activa está en la informalidad, el bono de $50.000 no es solo insuficiente: es discriminatorio. Porque mientras una porción del electorado verá reforzada su billetera justo antes de votar, el resto seguirá haciendo malabares con changas, comedores comunitarios y remarcaciones diarias.

¿Qué pasa con la trabajadora doméstica que cobra en efectivo? ¿Con el feriante, el vendedor ambulante, el monotributista de clase baja? A ellos nadie les otorgará un bono de contención. A ellos, esta medida les habla en silencio: no existís para el Estado, salvo cuando contás como número en la urna.


Sadir, Milei y la jugada de alto voltaje

El momento no es casual. El gobernador sabía lo que se venía. El mismo viernes en que Javier Milei oficializó la salida del cepo y la instalación de un régimen de bandas de flotación para el dólar, con una devaluación del 30% implícita, Sadir lanzó su salvavidas financiero. Fue veloz, estratégico y preciso. Pero no fue inocente.

No hay que ser un analista electoral para ver la lógica: la crisis golpea, la bronca sube, y el voto castigo amenaza. Entonces se reacciona con dinero en mano, justo antes de que se cierren las listas, se impriman las boletas y se enciendan los micrófonos de campaña. ¿Empatía? Puede ser. Pero también es la forma más clásica del peronismo tardío: contener con plata lo que no se puede frenar con política.


¿Y los fondos? Silencio y opacidad

Lo más intrigante del anuncio es la aparente existencia de fondos provinciales en dólares, provenientes de inversiones financieras que, según trascendidos, generan intereses que se usan ahora para financiar el bono. ¿Sadir tiene superávit mientras el país pide prestado al FMI? Si es así, ¿por qué no se destina parte de ese dinero a sostener comedores, crear empleos o subsidiar precios para los sectores más vulnerables?

La gestión ordenada no se valida con un bono cada seis meses, sino con políticas inclusivas, con transparencia fiscal, con sensibilidad estructural. Si hay espalda financiera, el deber del Estado es usarla para incluir, no solo para calmar.


Conclusión: no hay bono que tape el olvido

El bono puede ser justo para los que lo reciben. Pero es injusto para los que quedan fuera. Y esa injusticia, en medio de una crisis como la actual, no se disimula con anuncios, ni con discursos, ni con eufemismos.

Sadir tomó una decisión audaz, en un contexto de alta tensión. Pero dejó a la vista una verdad incómoda: en Jujuy, como en todo el país, la política sigue premiando a los que ya están adentro, mientras los que están afuera siguen esperando.

La empatía no se reparte en cuotas. Se construye en la calle, en la changa, en la olla popular, en la realidad.



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