Además, aumentan los depósitos en moneda extranjera y las empresas retoman el financiamiento en el mercado internacional.
A la luz de lo ocurrido en los últimos dos meses, quizás sea necesario replantearse algunas expresiones que en Argentina se escuchaban una y otra vez: «el dólar nunca baja«, o su variante «cuando el dólar baja es solo para luego subir con más fuerza«. Sin embargo, desde que el Gobierno de Javier Milei comunicó la «fase 2» del plan económico, cuyo objetivo era alcanzar la emisión cero, el tipo de cambio registró una baja superior al 17%.
Cuando en julio se hablaba de los detalles del plan Luis «Toto» Caputo para controlar la inflación y llevar los dólares financieros de vuelta a $1.100, sonaba casi como una historia de ciencia ficción. Sin embargo, no está lejos de convertirse en una realidad. El dólar MEP cerró el viernes a $1.240 para la venta, y el dólar libre cayó más de 60 pesos en la última semana.
La presión a la baja sobre el tipo de cambio en las últimas semanas ocurre en un momento desfavorable para Argentina desde el punto de vista estacional. Durante estos meses, la liquidación de divisas de los exportadores agrícolas disminuye en gran medida hasta diciembre, cuando comienza la venta de trigo.
No obstante, el Gobierno preparó el escenario para lo que podría describirse como un «tsunami de dólares«. El Tesoro mismo comenzó a vender parte de las reservas que había acumulado en meses anteriores, tal como anunció a mediados de julio el ministro de Economía.
El blanqueo también tiene como finalidad atraer más dólares al sistema, y ni siquiera se impone una penalización a quienes depositen dólares en efectivo o los traigan desde el extranjero. El presidente Javier Milei destacó que los depósitos en moneda extranjera ya superan los USD 19.500 millones. Desde finales de noviembre, el incremento superó los USD 5.200 millones.
En la última semana, dos empresas argentinas lograron obtener financiamiento en los mercados internacionales, recaudando más de 900 millones de dólares. El riesgo país para las emisiones de Pampa Energía e YPF fue equivalente a apenas 400 puntos básicos. Esto demostró que hay capital fresco de inversores interesados en adquirir activos argentinos o extender los plazos de la deuda del país.
La adhesión al régimen especial de Bienes Personales (REIBP) y los vencimientos anuales de impuestos podrían llevar al tipo de cambio aún más abajo. Por este tipo de cosas, la predicción de Caputo está cada vez más cerca de cumplirse: «Van a tener que vender dólares para pagar impuestos«.
En este contexto, Domingo Cavallo intentó presionar al gobierno esta semana al proponer su solución contra la inflación: «Es necesario eliminar la distorsión que está generando el retraso cambiario. Una unificación conllevaría un salto del dólar, pero sería el punto de partida para un plan de estabilización».
Sin embargo, el ministro de Economía dejó bien en claro que esto no es necesario y lo aseguró pocas horas después mediante un mensaje en redes sociales: «El dólar financiero va a alinearse con el oficial«.
El descenso del dólar también se da en un contexto de señales positivas en la actividad económica. Tras el desplome de los primeros meses, debido a la herencia económica del kirchnerismo, el poder adquisitivo comenzó a recuperarse junto con el crédito. Como resultado, tanto en julio como en agosto aparecieron indicadores favorables en los niveles de producción y consumo. Aunque las comparaciones interanuales son negativas, mes a mes se consolida la recuperación.
Incluso algunos sectores que muestran mayor actividad son aquellos vinculados al dólar o con precios referenciados en moneda extranjera. El sector inmobiliario es un claro ejemplo, con el mayor volumen de operaciones desde 2018 y un aumento en la concesión de créditos hipotecarios. La venta de automóviles también ha comenzado a recuperarse de manera notable, con un piso mensual superior a los 40.000 vehículos cero kilómetro.