Este domingo Buenos Aires vota legisladores, pero lo que está en juego es mucho más que algunas bancas porteñas. La elección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires funciona como un oráculo nacional, capaz de anticipar lo que vendrá en 2027, y marcar el ritmo del reacomodamiento político en la Provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. Pero esta vez, la contienda trae un elemento nuevo y decisivo: la inteligencia artificial entró al ring.
La irrupción de la IA y el “vale todo” electoral
A menos de 24 horas de abrirse las urnas, estalló el escándalo: los libertarios difundieron un video manipulado con inteligencia artificial que mostraba a Mauricio Macri pidiendo el voto para Adorni. No fue un error ni un experimento: fue una jugada quirúrgica en las redes sociales, calculada para romper la veda, ensuciar el tablero y medir hasta dónde se puede tensar la democracia sin romperla.
Las redes sociales ya no son simplemente canales de difusión: se han convertido en zonas grises donde la ley, la ética y la realidad compiten en desventaja contra el algoritmo. La IA generativa permite ahora alterar la voz, los gestos y hasta las intenciones de un líder. Y si eso ocurre en la Capital, ocurre ante los ojos de todo el país.
¿Puede una elección ser legítima si está condicionada por campañas falsas, multiplicadas por bots, amplificadas por cuentas truchas y aceptadas por el silencio cómplice del oficialismo? El experimento del domingo es peligroso: si funciona, se repetirá. Si no se castiga, se naturalizará.
Santoro vs. Adorni: la batalla por el relato y el 2027
Mientras tanto, la batalla simbólica se da entre dos figuras antagónicas:
- Leandro Santoro, el progresismo aggiornado, intenta posicionarse como la oposición racional, con sensibilidad social y conurbana, apelando a un electorado que mira con escepticismo la motosierra de Milei pero no termina de reencontrarse con el peronismo clásico.
- Manuel Adorni, vocero presidencial, es la carta de la Libertad Avanza para tomar la Legislatura porteña, marcar territorio simbólico y enviar un mensaje directo a sus aliados libertarios bonaerenses: “el cielo también toca el asfalto”.
Pero el campo de juego está alterado. Ya no es sólo política. Es una guerra de narrativas, y las narrativas hoy se escriben con código, no con palabras.
¿Un péndulo que cambia de dirección?
Desde 2023, el péndulo argentino se movió hacia la derecha con una fuerza inédita. Pero las elecciones de este domingo pueden ser el primer temblor del péndulo en sentido contrario.
Si Santoro logra resistir, el progresismo urbano recupera voz. Si Adorni arrasa, la narrativa de Milei se consolida. Si el ausentismo es récord, el desencanto se convierte en la tercera fuerza.
Y si el uso de IA y fake news no tiene costo político, el futuro será aún más turbio.
Una elección bisagra en el corazón simbólico de la nación
Buenos Aires no elige Jefe de Gobierno, pero define si la Argentina respira o se asfixia en un experimento antisistema. La votación legislativa porteña se vuelve así una caja de resonancia del ánimo nacional.
Hoy, el péndulo puede moverse. Pero si el péndulo está intervenido digitalmente, ¿qué valor tiene el movimiento? ¿Qué pasa si el resultado de una elección se define por un deepfake más que por un debate?
En resumen:
- CABA vota, pero todo el país observa.
- La IA ya interviene el juego democrático.
- Los límites éticos están rotos y nadie sabe si pueden reconstruirse.
- El péndulo argentino está en juego. Pero ahora también está hackeado.