Se viene el golpe silencioso: el ajuste real llegará a las provincias, y Jujuy será uno de los primeros en sentirlo

Se viene el golpe silencioso: el ajuste real llegará a las provincias, y Jujuy será uno de los primeros en sentirlo

¿Qué es lo que más te preocupa hoy en Jujuy?

Mientras el Gobierno nacional agita el fantasma de un “golpe de mercado” y el ministro Caputo ruega por sumar USD 50.000 millones que no aparecen, la verdadera bomba económica está por explotar tierra adentro. Y no será en los palacios del poder, sino en las arcas vacías de las provincias, en los municipios sin fondos, y en las calles sin obra ni contención social. Jujuy, una de las más dependientes del flujo federal, está a las puertas de una asfixia fiscal que nadie quiere admitir.

Javier Milei grita “déficit cero” mientras la recesión avanza como una peste silenciosa. El relato libertario habla de orden macroeconómico, pero en los hechos, lo que se impone es una licuadora feroz del gasto público, los ingresos familiares y la inversión productiva. Y mientras tanto, las provincias empiezan a caer una a una en la trampa del ajuste sin red.

Caputo juega con fuego y las provincias miran al abismo

El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, ya no es el mago del carry trade: ahora es un equilibrista desesperado. A cambio de evitar una nueva corrida cambiaria, prometió “conseguir” USD 50.000 millones para reforzar reservas. Pero no hay fondos frescos a la vista, ni del FMI ni del mercado financiero internacional. El dólar blue se recalienta, las tasas vuelan, la recesión se profundiza, y la motosierra nacional corta cada vez más cerca del hueso.

Mientras tanto, la coparticipación se desploma, los ATN están congelados, los subsidios desaparecen, y los gobernadores tienen que salir a dar la cara ante jubilados, docentes, cooperativas, pymes, y un ejército de excluidos que ya no soporta otro ajuste más.

El recorte no es una teoría: ya está pasando

Jujuy, con su economía frágil, su baja diversificación y su alta dependencia de recursos nacionales, está al borde de una recesión social a escala provincial. El gobierno de Sadir intentó mostrarse alineado a Nación, pero la realidad lo acorrala: no hay plata para sostener la obra pública, ni para ampliar viviendas, ni para subsidiar servicios básicos.

Los municipios, en tanto, ya están al límite. La mayoría sobrevive con recursos de coparticipación que llegan tarde y recortados. No hay margen para pagar aumentos, ni para cubrir necesidades básicas. La autonomía municipal es una fantasía cuando el Tesoro está vacío.

El “déficit cero” se traduce en realismo brutal: despidos, paralización de obras, falta de insumos en hospitales y parálisis educativa.

¿Quién lo dice? Nadie. Pero todos lo saben.

La dirigencia política guarda silencio. Nadie se atreve a decir que estamos en la antesala de un ajuste mucho más violento que el de 2001, pero con menos escándalo y más resignación. El “golpe de mercado” que denuncia Milei no es una conspiración externa: es el resultado interno de una economía que se quedó sin motor, sin amortiguador y sin dirección.

La gran pregunta que nadie responde es: ¿cómo van a sobrevivir las provincias sin un plan federal, sin recursos y sin margen para endeudarse?

¿Y Jujuy?

La provincia ya muestra signos claros de deterioro:

  • Retrasos en pagos a proveedores del Estado.
  • Suspensión de licitaciones y contrataciones públicas.
  • Municipios que ya no pueden sostener comedores o servicios de transporte.
  • Comunas que no tienen ni para arreglar una bomba de agua.
  • Cierre de sedes del Potenciar Trabajo y baja de miles de beneficiarios sin reemplazo.

Y lo más grave: una caída brutal del consumo interno, combinada con inflación, dólar alto y escasez de empleo genuino.

Advertencia final: el ajuste va a llegar, nos guste o no

La motosierra no será televisada. El verdadero ajuste no será un decreto ni un tuit. Será el cierre de una salita, la calle de tierra que no se asfalta, el comedor que no recibe mercadería, el intendente que no puede pagar sueldos, el docente que ya no da clases por falta de gas.

Y eso, ya empezó a pasar.


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