Redacción Perico Noticias // El Seguro Provincial de Salud (SEPROSA), aprobado recientemente por la Legislatura jujeña, ha generado una tormenta política y social que expone las grietas de la dirigencia provincial. Mientras el gobernador Carlos Sadir aún mantiene congelada la promulgación de esta ley en su despacho, las críticas y pedidos de veto se acumulan, al tiempo que sectores del peronismo parecen mostrar su peor cara: la connivencia y el silencio cómplice.
El pedido de veto: ¿Un acto de humo o un gesto político?
La senadora nacional Carolina Moisés se convirtió en una de las pocas voces que alzó su voz de forma clara contra el SEPROSA. En una carta dirigida al gobernador, solicitó el veto de la ley argumentando que esta atenta contra el derecho humano a la salud y establece barreras económicas para acceder a servicios esenciales, un retroceso alarmante para los jujeños. Aunque todavía no es una ley efectiva hasta su promulgación, el pedido de veto refleja una postura política que, al menos en términos de imagen, distancia a Moisés de la pasividad dominante en la oposición.
Sin embargo, el escepticismo está instalado. La crítica de que este pedido es simplemente “humo político” para ganar terreno frente a la creciente ola de descontento es válida. Habrá que esperar para ver si la senadora mantiene su postura una vez que la ley sea promulgada, o si se suma al coro del silencio que domina el peronismo jujeño.
El peronismo: Entre la complicidad y la ausencia
En el tablero político jujeño, el peronismo luce fragmentado y sumido en contradicciones. El sector de Rubén Rivarola no solo apoyó la ley, sino que, según trascendió, podría estar lucrando directamente con el SEPROSA. A confesión de parte, relevo de pruebas: el propio Rivarola expresó en el recinto que este seguro representaba una “oportunidad”. ¿Oportunidad para quién? La respuesta es evidente cuando se analiza el tejido empresarial y político que rodea a su espacio.
Por otro lado, el sector de Leila Chaher brilla por su ausencia. Su falta de acción no solo desdibuja su discurso crítico hacia el oficialismo, sino que además refuerza la percepción de que «el peronismo es el otro», un actor secundario que, en lugar de liderar la oposición, parece acomodarse al statu quo.
La UCR y el SEPROSA: Una bomba de tiempo política
El oficialismo jujeño, liderado por el gobernador Sadir, enfrenta una tormenta perfecta. La aprobación del SEPROSA ha generado una “lluvia de presentaciones judiciales”, aunque estas carecen de sentido legal hasta que la ley sea promulgada. Este detalle técnico no ha evitado que los detractores aprovechen la oportunidad para exponer las falencias del gobierno. La administración de Sadir, que ya carga con la pesada mochila de una provincia quebrada y saturada de presión fiscal, podría estar cavando su propia tumba política al avanzar con una medida tan impopular.
A pesar del pedido de veto de Moisés, el gobernador ha mantenido el decreto congelado. Esto plantea preguntas inevitables: ¿está esperando a que la tormenta mediática se disipe? ¿O busca tiempo para negociar con los sectores internos y externos que presionan por la promulgación?
El futuro del SEPROSA: Colonización política y costos sociales
En este contexto, el SEPROSA no solo es una ley controversial, sino un síntoma del deterioro institucional y político en Jujuy. La UCR enfrenta un desgaste acelerado, mientras que el peronismo, lejos de capitalizar esta oportunidad para posicionarse como alternativa, se muestra incapaz de articular una respuesta coherente.
La senadora Moisés, aunque tildada de oportunista, al menos puso en la mesa un reclamo que otros prefieren evitar. Su carta a Sadir, incluso si es vista como “gesto político”, no puede ser ignorada en un clima donde la ciudadanía exige coherencia, transparencia y defensa de sus derechos básicos.
El panorama es sombrío: el oficialismo avanza con políticas impopulares sostenidas por una base de impuestos cada vez más insostenible, mientras la oposición parece conformarse con su rol de espectadora. La pregunta no es si el SEPROSA será promulgado, sino qué fuerzas políticas quedarán en pie una vez que las urnas de 2025 reflejen el descontento social acumulado.