En la misma línea de defensa institucional que viene expresando la Lista Azul y Blanca, ahora se sumó con fuerza la palabra de Fabiana Encina, quien pone a consideración su continuidad en el cargo. Encina no habla desde un escritorio: habla desde el surco. Es productora de cuarta generación, y su presencia en la Cámara del Tabaco se convirtió en un factor de peso, con una mirada que combina tradición, orden administrativo y un llamado directo a reacondicionar la institución con “sangre nueva” y mayor dinámica, sin poner en riesgo lo conquistado.
En su entrevista, Encina definió un punto que recorre todo el sector: la participación es clave y la mujer hoy es una “pata fundamental” de la producción. No lo planteó como discurso identitario, sino como una realidad concreta: mujeres que sostienen fincas, hogares, responsabilidades y, además, se cargan el trabajo institucional. “La mujer siempre tiene otra visión”, remarcó, ubicando esa perspectiva como un diferencial para una etapa donde hay que ordenar, corregir y gestionar con precisión quirúrgica.
Tradición, eficiencia y un sistema que otras provincias envidian
Encina defendió con firmeza el sistema de distribución por kilos que sostiene Jujuy y que, según afirmó, es una de las claves de la estabilidad del productor. Fue explícita: otras provincias querrían volver a una forma de distribución como la jujeña, por su criterio administrativo y su alcance sobre todo el universo productivo. En pocas palabras: lo que acá existe no cayó del cielo; lo construyeron generaciones anteriores pensando en los hijos, en los nietos y en el futuro del territorio.
Ese argumento se volvió central: con menos hectáreas que otras provincias, Jujuy logra más kilos, más calidad y más clase de tabaco. Ese “valor agregado” —insistió Encina— es parte del capital invisible del sector: calidad productiva y orden social.
“Valor agregado” también es dignidad: sin trabajo infantil y con contención
En un tramo especialmente potente, Encina contrastó una problemática social urbana con lo que ocurre en la producción tabacalera: le llamó la atención ver chicos pidiendo en semáforos y señaló que en el sector tabacalero jujeño existe un esquema de contención «Programa Porvenir» que impide esas situaciones, con acciones donde “los niños van, aprenden y están contenidos”.
Lo planteó como una conquista civilizatoria: no es solo tabaco, es una forma de organización social que los compradores observan y valoran. Eso también es competitividad. Y eso también puede perderse si se rompe el sistema.
Los puntos débiles están identificados: FET y “declaraciones mentirosas”
Encina fue contundente al marcar los puntos críticos del presente. Uno es el que hoy domina la agenda tabacalera nacional: la regresión del Fondo Especial del Tabaco por declaraciones juradas que no reflejan ventas reales de cigarrillos. En su lectura, el problema no es solo financiero: es existencial, porque el agujero del FET pega frontalmente en la previsibilidad del productor y en la capacidad de sostener la campaña.
El segundo punto que puso en primer plano es la necesidad de recuperar el control del 20% del FET, hoy lejos de la decisión colectiva de los productores. Encina lo planteó como prioridad para establecer programas distributivos justos, transversales y equitativos, que lleguen en serio al universo productivo y no queden diluidos en circuitos ajenos a la base tabacalera.
Bajar costos: tasas municipales y estructura productiva
Además, Encina incorporó un enfoque pragmático que pocas veces se verbaliza con claridad: la estructura de costos. Señaló que se realizan gestiones para bajar costos asociados a tasas elevadas, especialmente vinculadas a servicios municipales como alumbrado público, que impactan en procesos productivos intensivos en energía (por ejemplo, estufas). En su lógica, el sector no se desentiende de que debe aportar, pero reclama un marco que promueva la producción, no que la castigue.
Unidad y voto: “la división no nos lleva a ningún lado”
Sobre el cierre, Encina hizo un llamado que atraviesa toda su entrevista: unidad. “La unión es lo más importante… somos una familia”, sostuvo, pidiendo que los productores asistan a la Asamblea a las 9 en La Posta, se expresen y acompañen con el voto. Reconoció con honestidad que “nadie es perfecto” y que hay cosas para modificar, pero dejó una idea estratégica: las correcciones se hacen adentro, con participación y sin dinamitar lo construido.
Y remató con una señal de época: la juventud es necesaria porque trae energías, ideas y otra dinámica para el momento duro que atraviesa el sector.
Encina, en síntesis, representa una continuidad activa: no continuidad por inercia, sino continuidad con reacomodamiento, con agenda concreta de control del FET, recuperación del 20%, baja de costos y una institucionalidad que se fortalece con más participación y menos división.
