La inflación se siente con furia en cada changuito, pero mientras los vecinos ajustan su vida diaria, el municipio aprieta con impuestos. Nadie habla del costo de vida. Nadie escucha al que ya no puede más.

La inflación se siente con furia en cada changuito, pero mientras los vecinos ajustan su vida diaria, el municipio aprieta con impuestos. Nadie habla del costo de vida. Nadie escucha al que ya no puede más.

En Perico, los precios no paran de subir, pero ni el Concejo Deliberante ni la Municipalidad ofrecen respuestas. Mientras los vecinos ajustan su vida diaria, el municipio aprieta con más impuestos. Esta nota expone la desconexión entre el poder local y la realidad económica.