Cada 20 de noviembre recordamos la Batalla de la Vuelta de Obligado, cuando un país pobre y fragmentado se plantó ante Inglaterra y Francia para que respetaran nuestros ríos y nuestra autoridad. Hoy, en pleno Día de la Soberanía Nacional, Estados Unidos dirige nuestra macroeconomía y China condiciona nuestro modelo productivo con su avalancha de importaciones y capitales. Con tono épico e irónico, vale preguntarse: ¿qué celebramos exactamente cuando ya no decidimos ni el precio de nuestra moneda ni el futuro de nuestra industria?