Mientras la energía, los impuestos y las tasas financieras destrozan la estructura de costos de cualquier pyme, el Gobierno insiste en que el problema son los derechos laborales. La nueva reforma laboral no solo no va a crear empleo: va a destruir el aparato productivo y a empujar a millones de trabajadores a la precariedad, financiando despidos con plata de jubilados.
El gobierno de Javier Milei se quedó sin relato económico: la inflación vuelve a acelerarse, la actividad no despega, el consumo se derrumba y el empleo privado está congelado. Con una estanflación cada vez más evidente, sin plan consistente y con una motosierra que ya no es ajuste sino puro daño, Argentina camina hacia 2027 con una economía muerta y una sociedad exhausta.