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“El pueblo como rehén: entre el dogma amateur y el clientelismo perpetuo”
La guerra entre Milei y los gobernadores ya no es ideológica: es de supervivencia. Sin experiencia ni consenso, el presidente convierte el país en un experimento insensible. Los mandatarios provinciales, en cambio, defienden estructuras obsoletas. ¿Quién defiende al pueblo? Nadie. La Argentina merece más que esta disputa sin alma.