Carlos Sadir firmó la paz con Milei, pero ¿a qué costo para los jujeños? Detrás del discurso de modernización, se esconde una sumisión política que redefine el futuro de la provincia.
La política jujeña entra en una fase de máxima tensión: el oficialismo se desgasta, el radicalismo pierde narrativa y los libertarios se posicionan como fuerza ascendente. La gobernabilidad pende de alianzas frágiles, traiciones posibles y un tablero legislativo perforado. El poder ya no está donde siempre estuvo.
En la próxima entrega: “La crisis invisible: qué municipios de Jujuy no tienen autonomía presupuestaria ni personal técnico para gestionar fondos propios. Radiografía de una provincia intervenida desde adentro.”