Terrorismo islámico: una ola de miedo intensivo se apodera de Europa

 Terrorismo islámico:  una ola de miedo intensivo se apodera de Europa

Las principales ciudades suben los niveles de seguridad. Es para impedir ataques similares al de Alemania, que son muy difíciles de controlar en Navidad y Año Nuevo.

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El atentado con un gran camión con remolque que venía de Italia a un mercado navideño en el centro de Berlín, ha causado una oleada inevitable de miedo intensivo en toda Europa occidental. Se esperan nuevas acciones terroristas inspiradas por el ISIS y los grupos jihadistas, sobre todo ahora que están perdiendo la guerra en Siria e Irak. En este contexto, la justicia italiana condenó a toda una familia italiana a penas muy duras por terrorismo, que llegan a diez años de cárcel.

París, Londres, Praga y hasta los países bálticos (en Riga, Letonia, los refuerzos de policías y militares son espectaculares), han subido el nivel de seguridad y alarma hasta los mayores niveles. Ninguna nación europea ha dejado de movilizarse para impedir atentados muy difíciles de controlar en Navidad y Año Nuevo.

Ni hablar que es Italia el país donde más se concentra el hasta ahora exitoso sistema de seguridad. Los guerrilleros del Califato Islámico tienen como objetivo final declarado “la ocupación de Roma”, donde habita en el Vaticano “el Papa cruzado”.

En los medios italianos hoy se comenta el impacto de un sitio terrorista que en la web exalta el uso de camiones para “masacrar a los infieles”. Lo de ayer en Berlín está en todas las pupilas, así como todavía sigue fresco el horror del camión lanzado en Niza entre la multitud que celebraba el 14 de julio, día de la independencia francesa, que arrasó a cientos de personas, causando 86 muertos.

El camión que en Berlín se lanzó sobre la gente y los kioskos del mercadito navideño, era polaco pero venía de Italia. Había sido interceptado y el chofer secuestrado (después asesinado) en una autopista cuando viajaba a Berlín, una escala obligada hacia Gdansk (la ex Danzig), donde se encuentra la empresa propietaria del camión.

En Roma miles y miles de camiones van y vienen por calles, avenidas y autopistas, que son millones si se quiere controlar toda la península italiana.

La economía del terrorismo es enorme gracias a los jihadistas solitarios, que cometen los atentados con total libertad, porque el control remoto del ISIS es muchas veces solo simbólico. Lo importante es hacer el acto terrorista y los camiones ahora son ahora un medio príncipe para los objetivos del horror.

Las autoridades italianas temen que, además del objetivo permanente de atacar a Italia y especialmente a Roma y el Vaticano, la condena de 12 terroristas anunciada justo ahora poco antes del atentado de Berlín pueda ser un estímulo criminal a un nuevo ataque en Europa.

Los medios de información están hoy llenos de imágenes de la familia Sergio, enrolada por entero en el ISIS. María Julia Sergio, una joven de 29 años, se convirtió en habitué de los debates televisivos defendiendo a los “foreing fighters” (combatientes extranjeros) que han alimentado las fuerzas jihadistas en Irak y Siria. María Julia convirtió al resto de la familia al islám duro y puro y desde entonces se llama Fátima.

Estaba casada con un marroquí, religioso musulmán pero, según Fátima, demasiado moderado. Su segundo marido fue el albanés Aldo Kobuzi, quien debió superar un riguroso examen de la joven italiana para asegurarse de su rígida devoción al ISIS.

Ambos se escaparon de Italia hace dos años y se suponen que fueron a Siria, pero no se sabe si están vivos o muertos. El albanés fue condenado a diez años de cárcel y Fátima a nueve, ambos por terrorismo internacional.

La familia vivia en Inzago, cerca de Milán. Un tribunal milanés fue el que hizo el proceso y dicto las condenas. Además de FÁtima, de la indoctrinación de la familia Sergio se ocupó Haik Bushra, una ciudadana canadiense que se encontraría en Arabia Saudita, condenada también a nueve años de cárcel. La madre y la hermana del albanés marido de Fátima fueron condenados a ocho años de cárcel.

La primera condena la sufrió en febrero de 2016 una hermana de Fátima llamada Marianna, sentenciada a 5 años de cárcel.

El padre, Sergio Sergio, es el único de los doce condenados al que le fueron reconocidos atenuantes. Desde la cárcel, la hija Marianna lo acusa de “haber traicionado al profeta”.

Sergio Segio cumple arresto domiciliario y ha roto relaciones con las dos hijas. Se niega a responder los mensajes que le manda Fátima por Skype.

Desde que llegó a Siria, Fátima se incorporó al Califato Islámico y se radicalizó aún más. “Aqui nosotros cortamos cabezas, matamos a los infieles y nos preparamos a conquistar Roma”, escribió a su padre.

Por la total adhesión a los principios del ISIS y su acción terrorista, el tribunal decidió no conceder ningún atenuante genérico a los procesados, salvo al padre Sergio Segio, condenado a cuatro años.

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