Redacción Perico Noticias // En la provincia de Jujuy, donde el paisaje andino se funde con una rica historia ancestral, la cultura y las tradiciones son más que simples costumbres: son el alma viva de su identidad. Sin embargo, en tiempos de transformaciones sociales, económicas y tecnológicas, preservar esa identidad se ha convertido en un desafío urgente.
Desde la Quebrada de Humahuaca, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, hasta los pueblos de las Yungas y los valles, la cultura jujeña late en cada copla, en cada celebración de Carnaval, en el aroma de la comida regional y en el colorido de las artesanías locales. Estas manifestaciones no solo conectan a las personas con sus raíces, sino que también representan una fuente de orgullo y sentido de pertenencia.
Tradiciones que resisten el tiempo
Las fiestas populares, como el Carnaval de Humahuaca, la veneración a la Pachamama y las celebraciones religiosas, son parte del patrimonio intangible que ha sobrevivido al paso del tiempo. Sin embargo, el crecimiento económico, la migración interna y los cambios generacionales plantean una pregunta central:
¿Cómo mantener vivas estas tradiciones en un mundo en constante transformación?
Cecilia, una artesana de Tilcara que lleva 30 años tejiendo en telar, lo explica con nostalgia:
«Antes, nuestros hijos aprendían el oficio desde pequeños. Hoy, muchos se van a la ciudad buscando trabajo y pierden contacto con nuestra historia.»
Las nuevas generaciones, influenciadas por la globalización, encuentran menos atractivo el legado cultural, mientras que el turismo, aunque vital para la economía, a menudo reduce las tradiciones a simples espectáculos para visitantes.
El rol del turismo y la economía local
Jujuy recibe cada año miles de visitantes, atraídos por la belleza de sus paisajes y la riqueza de su cultura. Pero, ¿cuál es el costo de esta exposición?
- El turismo desmedido puede trivializar las tradiciones, convirtiendo las celebraciones en eventos comerciales y perdiendo su verdadero significado espiritual y comunitario.
- A pesar del impacto económico, muchas comunidades no ven un retorno equitativo que ayude a preservar y fortalecer sus prácticas culturales.
Los guardianes de la identidad
Frente a estos desafíos, surgen voces y proyectos que trabajan para proteger y revitalizar la identidad jujeña:
- Educación cultural: Incorporar en las escuelas programas que enseñen la historia local, los saberes ancestrales y las artes tradicionales.
- Fomento de los oficios: Talleres y ferias que valoren el trabajo artesanal y lo conecten con mercados justos.
- Tecnología al servicio de la cultura: Jóvenes jujeños comienzan a usar las redes sociales y plataformas digitales para difundir la música, las danzas y el arte local, acercando la tradición a nuevas generaciones.
Rodolfo, músico de la Quebrada, lo sintetiza:
«Nuestra cultura no es cosa del pasado. Es algo vivo, algo que cambia, pero nunca debe olvidarse.»
Un llamado al futuro: preservar lo que somos
Preservar la identidad jujeña no significa congelar el tiempo, sino encontrar el equilibrio entre la modernidad y la tradición. Es un compromiso que debe involucrar a toda la sociedad: desde el Estado, con políticas de protección y fomento cultural, hasta las familias, que transmiten su legado a las nuevas generaciones.
En tiempos de cambio, Jujuy debe recordar que su mayor riqueza no está solo en sus paisajes, sino en su gente, su historia y sus tradiciones. Preservarlas es más que un acto cultural: es un acto de amor hacia quienes vinieron antes y hacia quienes vendrán después.
Como decía un anciano en Purmamarca: «El que olvida lo suyo, pierde el camino. Nuestra cultura es el mapa que nos guía.»
En un mundo cada vez más globalizado, la identidad jujeña sigue siendo un faro de autenticidad y orgullo. Preservarla es un desafío compartido, y quizás también, una de las mayores responsabilidades de las generaciones actuales.