Trump-Powell, Ucrania y el nuevo ajedrez global: cuando la euforia de Wall Street choca con la geopolítica

Trump-Powell, Ucrania y el nuevo ajedrez global: cuando la euforia de Wall Street choca con la geopolítica

El dato de inflación en EE.UU., estable en 2,7%, ha desatado una ola de optimismo en los mercados. Los operadores ya descuentan que la Reserva Federal bajará las tasas en septiembre, una victoria simbólica para Donald Trump, que había desafiado la narrativa de los analistas y de Jerome Powell. No es menor: es la primera vez en meses que la política monetaria se mueve en sintonía con la agenda presidencial. El SP500 celebra con un nuevo récord histórico y Wall Street respira con la certeza de que el ciclo de suba de tasas ha llegado a su fin.

Pero el entusiasmo financiero choca con la realidad geopolítica. En paralelo a este impulso, Rusia avanza en el este de Ucrania. Volodímir Zelenski advierte que el terreno ganado por las fuerzas de Putin no es un hecho aislado, sino un preludio a la cumbre del viernes en Alaska entre el propio Trump y el líder ruso. Europa, lejos de la euforia de los traders, ve el encuentro como una amenaza directa a la integridad territorial ucraniana.

Los líderes europeos —Francia, Alemania y Reino Unido— han emitido un mensaje claro: no aceptarán concesiones en el flanco oriental. Pero el clima previo a la cumbre indica que Trump podría aceptar, al menos, discutir una cesión territorial como parte de un alto el fuego. Para Putin, esto sería consagrar una victoria estratégica; para Zelenski, una derrota diplomática sin disparar un tiro.

El escenario que se dibuja es inquietante: un posible acuerdo de congelamiento del conflicto por décadas, que blinde los territorios ocupados y permita a Moscú presentarse como “actor de paz” si la otra parte rechaza el trato. Así, el Kremlin se protege del endurecimiento de sanciones, y Washington podría venderlo como un paso pragmático para “terminar con la guerra”. Europa quedaría atrapada en una grieta con su principal socio transatlántico.

Mientras tanto, otros frentes suman tensión: la amenaza europea de reimponer sanciones a Irán si no reactiva su negociación nuclear; la crisis inmobiliaria china con Evergrande fuera de la bolsa de Hong Kong; y hasta movimientos corporativos disruptivos como la oferta de Perplexity para comprar Chrome a Google tras una condena por abuso de posición dominante.

Esta mezcla de euforia bursátil y tensiones internacionales expone el riesgo de una falsa calma. El mercado actúa como si el conflicto en Ucrania y las fracturas entre aliados fueran solo ruido de fondo, cuando en realidad pueden alterar la arquitectura global que sostiene la propia estabilidad financiera. El viernes, Trump y Putin pondrán a prueba no solo el equilibrio militar en Europa, sino la cohesión de Occidente.

Si la Reserva Federal baja tasas y Wall Street sube, pero la OTAN se fractura y Ucrania pierde territorio, estaremos ante una victoria de mercado que podría ser una derrota estratégica histórica. En el nuevo ajedrez global, las piezas se mueven rápido y no siempre el rey es quien parece.

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