Redacción Perico Noticias // La idea de adelantar las elecciones en Jujuy, planteada como una estrategia política para preservar el control territorial, enfrenta un obstáculo mayúsculo: la falta de recursos. La reciente decisión del Gobierno nacional de prorrogar el Presupuesto 2023 para 2025 pone en jaque la viabilidad financiera de cualquier movimiento electoral anticipado. En un contexto de ajuste fiscal extremo, la pregunta clave es: ¿puede Jujuy realmente permitirse el lujo de desdoblar las elecciones?
La Realidad Financiera: Un Golpe de Realismo
Sin un presupuesto nacional actualizado, las asignaciones hacia las provincias permanecen congeladas en los niveles de 2023. Esto significa que Jujuy, cuyo presupuesto depende en gran medida de transferencias federales, no recibirá fondos adicionales para cubrir los costos de un proceso electoral anticipado. Si a esto se suma la presión fiscal sobre los ciudadanos y las arcas provinciales ya exhaustas, el panorama se torna sombrío.
La posibilidad de desdoblar elecciones requiere no solo recursos extraordinarios, sino también una infraestructura logística y administrativa que, en este contexto, parece cada vez menos factible. Con tarifas en aumento, servicios esenciales en crisis y un clima social cargado de descontento, ¿cómo justificar un gasto que podría percibirse como innecesario y oportunista?
Hipótesis: ¿Una Estrategia que Puede Fallar?
La hipótesis detrás del desdoblamiento es clara: evitar que las elecciones provinciales se vean arrastradas por el humor electoral nacional y preservar la fortaleza política del oficialismo jujeño. Sin embargo, las condiciones actuales sugieren que esta estrategia podría volverse en contra de sus promotores.
- Falta de Recursos: Sin dinero suficiente, el gobierno provincial tendría que recurrir a recortes o reasignaciones de fondos que podrían generar rechazo popular.
- Reacción Ciudadana: En un contexto donde los jujeños enfrentan una crisis de servicios básicos y un creciente ajuste, gastar en elecciones podría ser percibido como una burla a sus necesidades.
- Dependencia de Nación: La ausencia de un presupuesto 2025 convierte cualquier intento de desdoblar en un acto de mayor subordinación a la discrecionalidad del gobierno central, minando la autonomía que el desdoblamiento pretende salvaguardar.
Especulaciones: ¿Qué Está en Juego?
El oficialismo provincial enfrenta un dilema existencial. Por un lado, el desdoblamiento es una herramienta que podría garantizarle control en el corto plazo. Por otro, la falta de recursos y el clima social adverso hacen que esta maniobra sea extremadamente riesgosa.
Si las elecciones no se desdoblan, el oficialismo corre el riesgo de una derrota aplastante en 2025, arrastrado por el desgaste del gobierno nacional y el hartazgo de los ciudadanos. Si se desdoblan y los costos se trasladan al pueblo, el resultado podría ser igualmente catastrófico, alimentando un rechazo generalizado.
El Ajuste Como Contexto: Una Soga al Cuello
La prórroga del presupuesto 2023 impone un escenario de austeridad que limita cualquier margen de maniobra. La falta de actualizaciones en las partidas destinadas a las provincias refuerza la dependencia de transferencias discrecionales, dejando a Jujuy en una posición de extrema vulnerabilidad.
Además, la creciente carga fiscal sobre los ciudadanos, junto con los problemas crónicos en servicios como agua potable e infraestructura, hace que cualquier gasto no prioritario sea políticamente insostenible.
¿Un Camino Sin Salida?
La posibilidad de desdoblar las elecciones en Jujuy parece cada vez más incierta. Sin recursos asignados, con un clima social tenso y una economía en crisis, la estrategia se enfrenta a obstáculos casi insalvables. En lugar de consolidar el poder, el desdoblamiento podría exponer las debilidades del oficialismo y acelerar su desgaste.
El 2025 no solo será un año electoral para Jujuy; será un año de definiciones profundas. Las decisiones que se tomen en los próximos meses determinarán si la provincia puede superar sus desafíos o si quedará atrapada en un ciclo de crisis y ajustes. Y en este contexto, adelantar las elecciones podría no ser una jugada maestra, sino un acto desesperado que termine costando mucho más de lo que pretende ganar.
