USDA

La semana pasada, trascendió que la administración estadounidense postergaba por 30 días  la definición sobre el posible ingreso de limones argentinos, que Trump dejó en suspenso apenas asumió en la Casa Blanca. La excusa era que todavía el magnate aún no logró confirmar a las nuevas autoridades en el USDA, el ministerio de Agricultura estadounidense.

Pero ahora el diario Clarín puntualizó que la prohibición se extendió por 60 días, hasta el 27 de mayo. En esa fecha se espera una definición definitiva sobre el tema de los limones, que no es significativa en términos económicos para Argentina (unos 50 millones de dólares), pero sí muy simbólica sobre el tono de la relación Macri-Trump.

Al respecto, el gobierno de Estados Unidos enfrenta ahora un nuevo lobby de los productores locales para frenar otra importación argentina, la del biodiesel, mucho más significativa en términos económicos.

La campaña está centrada en que la Casa Blanca quite un subsidio que favorece a la importación de biodiesel argentino, estimada en 1.200 millones de dólares por año, tras triplicarse en los últimos tres años. «Peleamos por políticas domésticas que apoyen la producción interna de combustible», dijo a Clarín Anne Steckel, vicepresidenta de asuntos federales del National Biodiesel Board.

Se trata de un crédito fiscal que la administración Obama impuso para impulsar la producción de biodiesel a base de soja y no de petróleo. A los que mezclan el combustible (generalmente traído del exterior), la administración le da un subsidio de 1 dólar por galón. Los productores quieren que ese dólar vaya directo a ellos.

«No hay ninguna razón para que el biodiesel importado coseche el beneficio de un incentivo fiscal de Estados Unidos cuando tantos gobiernos extranjeros subsidian fuertemente sus propias industrias de biodiesel. Espero que la administración Trump apoye estas reformas», dijo a Bloomberg el senador de Iowa Chuck Grassley, que está al frente de la campaña.

Si Trump diera luz verde a los reclamos de los productores, podría significar un golpe para la Argentina, que cubre el 63% de las importaciones estadounidenses del biodiesel, indicó Clarín.

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