Verano helado: Caputo compra tiempo caro mientras la economía se congela

Verano helado: Caputo compra tiempo caro mientras la economía se congela

El Gobierno salió a vender la noticia como un “regreso triunfal a los mercados”, pero los números cuentan otra historia mucho menos glamorosa: Luis “Toto” Caputo tuvo que pagar una tasa del 9,26% anual en dólares para conseguir apenas USD 1.000 millones de bancos y aseguradoras locales, habilitados especialmente por cambios regulatorios.

Eso no es “confianza”. Es financiarse al borde de la usura para llegar a enero con algo de oxígeno en la caja.

Mientras se habla de “riesgo país a la baja” y de “vuelta a los mercados”, la realidad es otra:

  • No hubo demanda masiva de fondos de inversión globales: el grueso lo pusieron bancos y aseguradoras de acá, a los que se les corrió el cepo para que puedan entrar al negocio.
  • La tasa del 9,26% coloca al nuevo Bonar 2029 entre los bonos más caros del mundo, reflejando que el mercado sigue viendo a la Argentina como un deudor de altísimo riesgo.
  • Caputo había prometido una tasa “por debajo del 9%”. La realidad le marcó la cancha.

En paralelo, la economía real sigue helada: recesión, caída del consumo, parálisis de la obra pública, pymes asfixiadas. Es el marco perfecto para un verano muy caluroso en la calle y muy frío en los bolsillos.

Comprar dólares hoy, hipotecar el futuro

El nuevo bono en dólares a 2029 se emitió con cupón de 6,5%, pero se colocó “bajo la par”, es decir:

  • El Estado se compromete a pagar 100 dólares en el futuro.
  • Pero hoy recibe 91.
    Ese descuento hace que el rendimiento efectivo sea 9,26%.

Traducido:

  • El Tesoro no consigue plata barata, sino plata desesperada.
  • El “mercado” no ve un plan consistente, ve un deudor dispuesto a pagar casi cualquier cosa con tal de llegar a la próxima curva.

La película no es nueva: Caputo ya fue el arquitecto del endeudamiento serial y del bono a 100 años en tiempos de Macri, y protagonista del FMIgate que todavía se investiga en la Justicia por el préstamo récord con el Fondo Monetario.

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La diferencia es que ahora se vende como “austeridad responsable” lo que, en los hechos, es reponer el viejo modelo de bicicleta financiera:

  • Ajuste feroz sobre el gasto público, los salarios y las jubilaciones.
  • Tasas altísimas para los nuevos bonos.
  • Mercado interno hecho trizas.

Un “verano seguro” para los bonos, no para las familias

Con esta operación, el Gobierno compra algo de tiempo:

  • Ordena vencimientos inmediatos.
  • Manda una señal a los fondos de inversión: “estamos dispuestos a pagar caro”.
  • Consigue un titular amable sobre la “vuelta al mercado”.

Pero ¿quién compra tiempo para la gente?

El verano que se viene promete ser más helado que nunca en términos económicos:

  • Tarifas dolarizadas.
  • Salarios planchados.
  • Consumo derrumbado.
  • Empleo privado en pausa.

Mientras tanto, el 9,26% anual corre como taxímetro en dólares. Cada año, por cada 1.000 millones, hay que pagar más de 90 millones sólo de intereses. Y eso en un país que sigue con reservas netas negativas y sin un plan claro para crecer.

El espejismo del “riesgo país” y la realidad de la calle

Es cierto que, tras la colocación, el riesgo país se movió unos puntos a la baja.
Pero engañarse con eso es como celebrar porque el banco te aumentó el límite de la tarjeta mientras no sabés cómo vas a pagar el resumen.

El verdadero “riesgo país” hoy no está sólo en los indicadores financieros, sino en:

  • La fragilidad social de una población empobrecida.
  • La destrucción de capacidad productiva en pymes e industrias.
  • La bomba de tiempo política y sindical que crece a la par del ajuste.

Y esa bomba no se desactiva con un bono a 2029, sino con:

  • Empleo decente.
  • Salarios que le ganen a la inflación.
  • Crédito para producir, no sólo para especular.

Nada de eso aparece en el radar inmediato de Caputo.

Una editorial caliente para un verano glacial

Lo que el Gobierno festeja como un logro es, en rigor, la confirmación de una trampa de hierro:

  • Para sostener el experimento de ajuste, necesita dólares.
  • Para conseguirlos, paga tasas de país al borde del abismo.
  • Para pagar esa deuda, ajusta todavía más.
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El verano será caliente en el humor social, pero económicamente será glacial:
el Estado se abriga con dólares caros mientras deja a la mayoría a la intemperie.

La pregunta no es si Caputo puede conseguir 1.000 millones más al 9,26%.
La pregunta es cuánto más puede aguantar una sociedad a la que se le pide todo, mientras el modelo vuelve a ser el mismo de siempre: blindar los bonos y desproteger a la gente.

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