Verde que te quiero caja: Sadir desesperado por los dólares que Milei desprecia

Verde que te quiero caja: Sadir desesperado por los dólares que Milei desprecia

En la era del ajuste brutal y las motosierra sin anestesia, el gobernador de Jujuy, Carlos Sadir, busca oxígeno en un lugar poco explorado por los libertarios: los famosos dólares verdes. Se trata de los millonarios fondos internacionales que llegan a las provincias como “bonos de carbono” en el marco de los acuerdos globales para la mitigación del cambio climático. Mientras Javier Milei niega la crisis ambiental con tono burlón y retrógrado, Sadir y otros mandatarios provinciales –Llaryora, Pullaro, Frigerio, Torres, Ziliotto– conforman un frente ambientalista no por convicción, sino por necesidad económica. El ecologismo como tabla de salvación fiscal.

Pero en Jujuy, el problema no es solo el clima. Es la opacidad. Los millones de dólares que ingresan por este canal se transformaron en una caja negra, sin rendición pública ni control institucional. Desde el Ministerio de Ambiente provincial –que se autopromueve como ejemplo de modernidad y constitucionalidad ambiental– se manejan estos fondos con criterios más cercanos al sigilo político que al compromiso ecológico. En nombre del carbono, se financia un engranaje gris, que se multiplica en consultorías, ONG funcionales y estructuras gubernamentales en las sombras.

La incoherencia es clamorosa. La nueva Constitución provincial presume de garantizar derechos ambientales, pero convive con una planta química contaminante en pleno Perico, sin controles efectivos y con denuncias de comunidades afectadas que no tienen ni voz ni voto. La sostenibilidad parece ser apenas un recurso retórico, mientras los negocios verdes se reparten entre pocos y se ejecutan sin transparencia.

Los dólares climáticos podrían ser una herramienta valiosa para mejorar la situación económica de la provincia: generar empleo verde, incentivar energías limpias, compensar actividades extractivas. Pero nada de eso ocurre. El gobierno provincial no promueve un debate público sobre el uso de esos recursos. Ni siquiera informa cuánto ingresa, en qué se gasta ni a quién beneficia.

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Mientras Milei juega al negacionismo climático y se desentiende de los organismos internacionales que canalizan estos fondos, Sadir y compañía abren una nueva batalla por sobrevivir fiscalmente. La paradoja es inquietante: quienes niegan el calentamiento global ceden poder a quienes simulan combatirlo para sostener sus cuentas en pie. Si Jujuy no democratiza el uso de estos recursos, no habrá justicia ambiental ni desarrollo. Solo más relato y más clientelismo con tono verde.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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