¡Vetar o morir! El gobierno amenaza con dinamitar la ley previsional y deja en vilo a jubilados y personas con discapacidad

¡Vetar o morir! El gobierno amenaza con dinamitar la ley previsional y deja en vilo a jubilados y personas con discapacidad

El régimen previsional argentino está al borde de un nuevo terremoto. Y esta vez, la amenaza no viene de un mercado volátil ni del FMI, sino directamente de la Casa Rosada. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, lanzó una advertencia explosiva: el Poder Ejecutivo vetará la ley de movilidad jubilatoria si el Congreso se atreve a aprobarla. La frase no fue un rumor, fue un misil. Y en su estela deja expuestos el desprecio oficialista por los derechos adquiridos y su peligrosa lógica de poder a puro veto.

“El Estado no tiene los recursos”, repitió Francos como si fuera un mantra sagrado del fundamentalismo fiscal. La frase suena técnica, pero es profundamente política: cuando Milei y sus funcionarios dicen que “no hay plata”, en realidad están diciendo que no hay voluntad de garantizar una vejez digna, ni de asistir a las personas con discapacidad, cuyo régimen de emergencia también se debatirá este miércoles en Diputados.

La oposición logró convocar a una sesión para tratar ambos temas. El oficialismo, acorralado, responde con un garrote institucional: el veto presidencial. La amenaza no es menor. De concretarse, se consagraría como el segundo veto emblemático del gobierno de La Libertad Avanza, tras el que ya tumbó la ley antiajuste de tarifas.

¿Gobierno o monarquía?

El veto sistemático como método de gobierno representa la ruptura total del equilibrio republicano. Milei, con su culto a la motosierra, desprecia el Congreso, intenta saltear la justicia, y ahora se planta como emperador del presupuesto, definiendo quién come y quién no. En nombre de la austeridad, el Estado se vacía de humanidad.

¿Cómo justificar que no hay recursos para jubilados y discapacitados, mientras se liberan miles de millones para importadores, especuladores financieros y gasto militar? ¿Cómo hablar de libertad mientras se condena a la indigencia a quienes no pueden defenderse en las calles? La respuesta es sencilla: el ajuste libertario no es una política económica. Es una ideología de exterminio del derecho social.

La batalla del miércoles

El Congreso vivirá una sesión clave. Si la oposición logra quórum y vota una nueva fórmula de actualización jubilatoria, el gobierno deberá elegir entre aceptar la voluntad del pueblo representado o confirmar que su única lealtad es con los fondos que le exigen más sangre.

Francos ya adelantó la decisión: veto, veto, veto. Un “no” rotundo a los jubilados. Un “no” cruel a las personas con discapacidad. Un “no” que revela el verdadero rostro del proyecto mileísta: sin empatía, sin equidad, sin patria.

Pero aún queda un camino. El Congreso puede insistir, puede movilizar, puede dar vuelta la historia. Las calles también pueden hablar. Y la sociedad puede decidir si quiere ser gobernada por algoritmos de recorte o por la dignidad de los últimos.

Mientras tanto, la motosierra sigue encendida. Y el régimen previsional —columna vertebral del Estado solidario— corre el riesgo de ser reducido a cenizas.


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