Desde Perico al corazón de la pulseada nacional, el concejal Walter Cardozo será uno de los representantes jujeños en la cumbre del Partido Justicialista convocada de urgencia por Gildo Insfrán. La reunión busca replantear la estrategia tras las dolorosas derrotas y definir si el peronismo jujeño resurge… o firma su certificado de defunción.
Por más urgencia que inteligencia, el presidente del Congreso Nacional del PJ, Gildo Insfrán, activó el llamado a un plenario nacional este martes a las 17 horas. El objetivo: analizar el desmoronamiento electoral en Jujuy, Salta y Misiones, y comenzar a delinear el proceso de normalización partidaria en Corrientes. Pero lo que verdaderamente está en juego no es solo un rediseño formal, sino la resurrección política de un partido que, en distritos como Jujuy, parece haber tocado fondo.
Entre los convocados, figura Walter Cardozo, el único concejal justicialista reelecto agónicamente en la ciudad de Perico. Su victoria fue ajustada, con un piso electoral que se desplomó a niveles históricos, símbolo de una ciudadanía que le dio la espalda al peronismo. A pesar de ello, o quizás precisamente por ello, su participación en este cónclave cobra una dimensión especial: Cardozo no llega para administrar ruinas, sino para encender una chispa de refundación.
El fin de las internas o el fin del partido
La convocatoria de Insfrán, luego del bochorno electoral en CABA —donde Leandro Santoro no solo perdió, sino que casi la mitad del electorado no fue a votar— tiene una sola lectura posible: el PJ está al borde del abismo y la intervención nacional ya no resuelve nada. El clamor que emerge desde los distritos es claro: basta de imposiciones, basta de listas únicas, basta de verticalismo sin resultados. Lo que asoma es una propuesta de conducción colegiada, una especie de mesa de salvataje en la que todas las voces tengan peso, y donde nadie pueda ya arrogarse la lapicera sin legitimidad.
Cardozo: conciliador, pero con los pies en la tierra
Walter Cardozo, uno de los pocos dirigentes que sobrevivió a la ola violeta de Javier Milei en Jujuy, será una voz clave. No llega a Buenos Aires con fanfarria, pero sí con un diagnóstico crudo: “si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos los mismos resultados. Y eso es la tumba del peronismo”, afirma en diálogo reservado. Su enfoque es tan crítico como propositivo: el PJ necesita humildad, autocrítica, una nueva narrativa y un regreso al territorio, al cuerpo a cuerpo con el pueblo.
Es también una oportunidad histórica para que una voz del interior profundo —de Perico, de la Puna, de los olvidados— marque agenda en un peronismo que hace tiempo dejó de oír a sus bases. Y en tiempos donde la clase política se ve corroída por el desinterés y la abstención, la reactivación del peronismo jujeño no puede quedar presa de egos ni cúpulas. Cardozo lo sabe y lo dice sin rodeos: “O refundamos con todos, o nos entierran sin velorio”.
¿Reconversión o extinción?
Este martes no se juega una interna más. Se juega la posibilidad de que el peronismo jujeño deje de ser un sello intervenido y vuelva a ser una herramienta de transformación social. Se juega, también, el diseño de una estrategia nacional que mire a 2027 con realismo y no con nostalgia. El PJ aún tiene tiempo, pero no tiene margen.
Walter Cardozo, el periqueño que se anima a decir lo que muchos callan, llega como puente, como señal, como advertencia. Porque si el peronismo no se reinventa, el péndulo político no regresará… y entonces no habrá centro que lo salve.