Washington manda, Milei obedece: la Casa Blanca tomó el timón de la economía argentina

Washington manda, Milei obedece: la Casa Blanca tomó el timón de la economía argentina

Columna | Perico Noticias // Durante meses escuchamos al Presidente y a su ministro de Economía pontificar contra el FMI, los “burócratas internacionales” y el “socialismo global”. Se cansaron de decir que ellos no se arrodillarían ante nadie, que venían a dinamitar el “modelo casta” y a desafiar los poderes establecidos del planeta financiero.

Hoy, la realidad es otra: Washington ajusta los hilos, Wall Street mira los números, el FMI marca la cancha… y la Casa Rosada firma. Sin chistar.

Lo que está en marcha no es una “revolución libertaria”, es la entrega ordenada del comando económico a los mismos intereses que vienen condicionando a la Argentina desde hace décadas. Y lo más grave: se hace con una retórica que promete ruptura mientras aplica, en los hechos, el mismo manual que antes se criticaba.

La devaluación “a cuenta y orden” de Estados Unidos y el FMI

Lo que el gobierno presenta como “ajustes técnicos” es, en términos geopolíticos, una rendición:

  • Devaluación progresiva para ganar “competitividad”: exactamente el camino que exigen los acreedores para asegurar el pago de la deuda y mantener la rueda financiera girando. No es innovación, es rutina de manual.
  • Acumulación de reservas para “dar confianza” a los mercados: mismo libreto que se siguió en otras gestiones, incluidas las que Milei demoniza. Cambia el tono del discurso, no la sustancia de las decisiones.

En criollo: se vuelve al esquema clásico de subordinación externa, con un tipo de cambio administrado para que cierren las cuentas del FMI y los fondos de inversión, mientras la economía real se sigue achicando.

Todo envuelto en un relato épico de “libertad económica”, cuando en realidad lo que se está consagrando es una pérdida brutal de autonomía.

Milei y Caputo: de “leones” a ejecutores obedientes

Quedaron expuestos.
La secuencia es clara:

  1. Amenazas verbales contra el Fondo y el “globalismo”.
  2. Choques discursivos con el staff técnico.
  3. Y al final, alineamiento absoluto con el programa que pide el propio FMI: ajuste fiscal extremo, devaluación, reservas, tasas altas, recesión prolongada.

Resultado político:

  • Milei, devaluado en su palabra.
  • Caputo, reducido al rol de operador dócil de Wall Street.

Cuando los piolines son tan visibles, la épica se convierte en papelón. Todo el teatro de la “rebeldía libertaria” se derrumba frente a un dato simple:
La estrategia económica de la Argentina 2025–2026 no se diseña en Balcarce 50, se calibra entre Washington, Nueva York y el FMI.

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Y eso, además de empobrecer, humilla institucionalmente.

Nada nuevo bajo el sol: el mismo libreto con otra bandera

La famosa “nueva era” se reduce a esto:

  • Las mismas recetas de siempre: devalúa, ajusta, frena salarios, licúa jubilaciones, cierra obra pública, congela al Estado productivo.
  • El mismo objetivo de siempre: garantizar pagos de deuda y tranquilidad al sistema financiero internacional.
  • El mismo impacto de siempre: recesión, caída del consumo, destrucción del mercado interno, expulsión de jóvenes y clases medias hacia la emigración o la informalidad.

Con un agregado perverso:
Se vende como “inevitable” y “científico”, cuando en realidad es una decisión política brutalmente alineada con los intereses externos, en detrimento de cualquier proyecto nacional de desarrollo.

Un mundo endeudado y una Argentina sin proyecto propio

El trasfondo global es preocupante:

  • La deuda mundial vuela por encima del 300% del PBI global.
  • Estados Unidos sostiene su hegemonía emitiendo deuda en la moneda que todos necesitan.
  • China se endeuda para mantener su modelo exportador y su pelea geopolítica.

En ese tablero, Argentina entra como pieza menor: un país periférico, sobreendeudado, sin moneda fuerte y sin estrategia soberana. Lo único que ofrece la actual conducción es ser “alumno ejemplar” del esquema impuesto por Washington y el FMI.

No hay plan industrial serio.
No hay política de ciencia ni tecnología.
No hay estrategia para el NOA, para las economías regionales, para el litio, para la energía.
Hay obediencia.

Y en ese vacío, el Poder Ejecutivo se desnuda: mucho show, mucha cadena, mucho Twitter, pero cero margen real de maniobra.

Oxígeno para una oposición que todavía no despega

Paradójicamente, este escenario le da aire a la oposición:

  • Porque el gobierno ya no puede venderse como “antisistema”: está claramente enchufado al sistema que decía combatir.
  • Porque la recesión, el desempleo y la pérdida de ingresos van a profundizar el malestar social.
  • Porque la fractura entre el discurso de “libertad” y la práctica de “sumisión externa” va a erosionar la base de apoyo más ideologizada.

Sin embargo, la oposición (peronismo, progresismo, centro, gobernadores) todavía no articula una alternativa sólida.
El gobierno se cae solo, pero nadie se muestra capaz de tomar la posta con un proyecto de país serio, productivo y soberano.

¿Y ahora qué?

Lo central, hoy, es no confundirse:

  • No estamos ante un giro heroico para salvar la economía.
    Estamos ante un alineamiento explícito con Wall Street, el FMI y la agenda estratégica de Estados Unidos.
  • No estamos entrando en una etapa de recuperación.
    Estamos entrando en una nueva fase de ajuste externo clásico, con recesión larga y dependencia profundizada.
  • No estamos viendo un gobierno fuerte.
    Estamos viendo un gobierno debilitado políticamente, que entrega la conducción económica a otros para ganar tiempo.
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La pregunta de fondo no es qué quiere el FMI, ni qué pretende Wall Street, ni qué conviene a la Casa Blanca.
La pregunta es: ¿qué quiere Argentina para sí misma?

Mientras esa respuesta no exista, seguiremos así:
Con gobiernos que hablan de soberanía, pero ajustan donde les ordenan.
Con presidentes que gritan libertad, pero firman lo que les ponen delante.
Con pueblos que pagan la fiesta, pero no son invitados a decidir el rumbo.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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