Desde las 11.15, la Cámara baja se reúne para rechazar o ratificar la decisión del Gobierno respecto a la ley que se sancionó días atrás en el Senado. La primera aprobación en Diputados había sido en junio pasado. Se espera que haya un grupo de legisladores que cambie su voto respecto a la vez anterior.
Sin mayores problemas para conseguir el quórum, tal cual se preveía, la Cámara baja sesiona este miércoles desde las 11.15 para debatir el veto presidencial contra la Ley de Movilidad Jubilatoria, que establecía una recomposición del 8,1% en los haberes previsionales, entre otros puntos.
Tras la jura de Nancy Ballejos, la habilitación del tratamiento del veto quedó habilitado por dos tercios de los votos, a mano alzada, sin inconvenientes, pues fue avalado tanto por la oposición como por el oficialismo.
Lo que seguirá será un trámite nada sencillo para la oposición, pues los números serían adversos para lograr el rechazo al veto. A la hora de votar, necesitarán dos tercios de los votos de los presentes. En caso de no lograrlo, el veto quedará ratificado. En caso contrario, deberá repetirse el proceso en el Senado.
La sesión fue solicitada por un grupo de diputados radicales, de la Coalición Cívica y Encuentro Federal. La oposición llegó a la sesión envuelta en dudas, con el colmo de que la única certeza es que no cuentan con los dos tercios que imaginaban conseguir cuando se apresuraron a pedir la sesión especial, con el objeto de evitar que el tema se enfriara.
Si bien siempre admitieron por lo bajo que los números estaban “muy finos”, en ese momento venían con el envión ganador y se sentían optimistas. Aunque siempre dudaron de la homogeneidad del voto radical, cuyos gobernadores estaban siendo objeto de presión de parte del Gobierno nacional, y actuaban en consecuencia sobre sus diputados. Así y todo, las expectativas comenzaron a desmoronarse el lunes, y en las últimas horas, con la foto de un grupo de diputados radicales sentados con el presidente Javier Milei -y no precisamente se trata de quiénes responden a mandatarios en sus provincias- en vísperas de esta sesión clave. Todo vestigio de optimismo opositor se esfumó.
Comenzada la sesión, la secretaria parlamentaria del Pro, Silvana Giudici, propuso cerrar la lista de oradores, votar y después ir a los discursos. Pero desde el resto de los bloques hubo otro pedido.
Así, el jefe de Encuentro Federal, Miguel Pichetto, expresó: “Todos coincidimos en tratar de acortar el tiempo de debate, pero el tema es muy importante”. Y solicitó que se “asigne un tiempo por bloque para que cada bloque pueda expedirse”. “Se podría haber hecho Labor Parlamentaria; no hubo, vamos a tener que ordenarlo aquí en el recinto”, reclamó al titular de la Cámara baja, Martín Menem.
También recordó Germán Martínez, presidente de Unión por la Patria, que no se hizo con anterioridad la reunión de Labor Parlamentaria para establecer un orden de la sesión. Y consideró que “por la trascendencia del debate” es “necesaria la argumentación política”.
Por su parte, el diputado del Frente de Izquierda Christian Castillo enfatizó: “En nuestro caso queremos que hable todo el mundo. Acá ningún diputado puede ocultarse; que digan que van a votar en contra de los jubilados, que den la cara”. Además, pidió por un “debate sin ningún tipo de restricción horaria, porque está llena de maniobras esta sesión”.
Tras el acuerdo entre los jefes de bloques en un cuarto intermedio, se establecieron los tiempos de oradores de cada espacio y se retomó la sesión.
El debate
En su debut fuera del bloque oficialista tras ser expulsada, la mendocina Lourdes Arrieta argumentó su rechazo al veto porque “los jubilados no pueden ser considerados pasivos fiscales”, y arremetió contra el oficialismo al recordar que cuando militó para dicho espacio “fue bancando a nuestro presidente y creyendo que el ajuste iba a ser para la casta, pero no para los jubilados”.
El santacruceño Sergio Acevedo adelantó su voto a favor de la ley y de rechazo al veto, al asegurar que las razones fiscales “no son ciertas, hay una especulación absolutamente absurda” y habló de la necesidad de “romper con la creciente desigualdad que se cierne en el pueblo argentino”. “El presidente debería ahorrarse los adjetivos y ser responsable”, enfatizó.
Desde el Frente de Izquierda, Nicolás Del Caño denunció que “estamos asistiendo a un nuevo escándalo como vivimos con la Ley Bases, donde aparecieron en el Senado con las valijas repartiendo cargos” y opinó que existe “un manto de sospechas de corruptela de todo tipo” en torno a los apoyos al veto.
“Con estas prácticas del toma y daca de la casta, este Gobierno está actuando en contra de las mayorías trabajadoras y en particular de los jubilados”, continuó y afirmó que para “los más ricos sí hay plata”. “Milei lo que hace es beneficiar a sus amigos, como el millonario (Marcos) Galperín; un presidente que dijo que venía contra la casta y es la mayor estafa electoral”, sumó.