Aunque se trata de una política que el Gobierno chino lleva realizando desde hace décadas, las importaciones de recursos básicos batieron récords el año pasado a pesar de los altos precios.
China está acumulando a un gran ritmo enormes reservas «secretas» de materias primas, metales y recursos energéticos en preparación para posibles cambios geopolíticos en el futuro, recoge The Economist.
Aunque se trata de una política que el Gobierno chino lleva realizando desde hace décadas, las importaciones de recursos básicos batieron récords el año pasado a pesar de los altos precios. Así, las importaciones de todo tipo de productos aumentaron un 16% en términos de volumen en 2023 y un 6% los primeros cinco meses de este año, recoge el medio.
En detalle, el Departamento de Agricultura de EE.UU. pronostica que, para el final de la actual temporada de cultivo, las existencias de trigo y maíz chinas representarán el 51 % y el 67 % de las del mundo, un aumento del 5 % al 10 % con respecto a 2018. Se cree que estas cantidades son suficientes para cubrir la demanda de un año. Además, las existencias de soja, la mayor importación agrícola de China, se han duplicado desde 2018, hasta 39 millones de toneladas, y se espera que llegarán a los 42 millones de toneladas a final de temporada.
En una línea similar, las reservas de crudo han aumentado este año en 900.000 barriles por día, ayudando a que el inventario chino se acerque a los 1.300 millones de barriles, que podrían cubrir 115 días de importaciones. En comparación, Estados Unidos tiene 800 millones de barriles en sus reservas estratégicas.
Preparación para un escenario adverso
Para explicar tal escenario, el medio señala que Pekín se está preparando para un terreno geopolítico más hostil, en concreto por la posibilidad de que una nueva Administración de Donald Trump intente bloquear los suministros cruciales a China.
En ese sentido, se indica que en los últimos años el aumento en la acumulación de reservas estratégicas ha sido impulsado por tres eventos geopolíticos. El primero fue, en 2018, la imposición de aranceles por el entonces presidente Trump a las exportaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares al año, lo que obligó a Pekín a arancelar las importaciones de la soja estadounidense. Además, la pandemia del covid 19 interrumpió las cadenas de suministro, aumentando el costo de los materiales. Por último, el conflicto en Ucrania infló los precios y mostró «la voluntad» de EE.UU. de imponer embargos.
Este acaparamiento preocupa a los estadounidenses, no solo porque podría elevar los precios de las materias primas, sino porque los recursos que China busca son los vitales para sobrevivir en caso de un conflicto armado, destaca The Economist.