Kicillof tiende un salvavidas a las pymes, mientras Jujuy mantiene su asfixia al sector privado y público

Kicillof tiende un salvavidas a las pymes, mientras Jujuy mantiene su asfixia al sector privado y público

La provincia de Buenos Aires, bajo la conducción de Axel Kicillof, lanzó un plan de rescate para sus industrias y pymes en un contexto económico devastado por la caída del consumo y la apertura indiscriminada de importaciones impulsada por el gobierno nacional. Créditos por un billón de pesos, simplificación tributaria y medidas para sostener la producción constituyen un paquete de estímulo que, aunque insuficiente frente al colapso del mercado interno, representa un gesto político concreto de acompañamiento al entramado productivo.

La contracara de este panorama se observa en Jujuy, donde el gobierno provincial no aplica ningún mecanismo que permita competitividad a las economías regionales ni acompaña al sector privado con políticas activas. El Estado jujeño, principal empleador, tampoco atiende la mejora del poder adquisitivo de sus trabajadores, generando un círculo vicioso: ingresos congelados, consumo retraído y un sector comercial que agoniza. Los anuncios de inversiones estratégicas, si bien generan expectativa, resultan apenas promesas lejanas que no logran revertir la decadencia económica en la que se hunde la provincia.

Mientras Buenos Aires activa salvavidas para sostener su matriz productiva, Jujuy se encierra en la inercia de un modelo elefantiásico y poco creativo, donde el peso del Estado no se traduce en dinamismo económico sino en una asfixia permanente. La comparación desnuda una realidad incómoda: cuando hay voluntad política, aún en crisis, se intenta sostener al aparato productivo. Cuando falta decisión, la consecuencia es el estancamiento y la pérdida de futuro para generaciones enteras.

“Buenos Aires al borde: un volcán dormido y la urgencia de resucitar Pymes”

En una provincia tan extensa y diversa como Buenos Aires, con un entramado productivo vibrante en bienes y servicios, el panorama actual es alarmante. La apertura indiscriminada de importaciones y la caída del consumo han colocado a industrias y Pymes en jaque: cierres masivos, despidos y cierre de líneas productivas —una crisis detonada por políticas nacionales que ignoran el pulso real del interior productivo.

  La generación traicionada: del sueño libertario a la venganza social

En este escenario adverso, el gobernador Axel Kicillof presentó un plan que busca apagar ese fuego voraz: el paquete incluye créditos por un billón de pesos, con tasas subsidiadas para recomponer capital de trabajo, inversión, refinanciación y exportaciones. Además, anunció alivio fiscal mediante la suspensión de embargos hasta fin de año, devolución exprés de saldos a favor y un régimen para “buenos contribuyentes”. El Ministerio de Desarrollo Agrario también sumó líneas de crédito blandas y subsidios para las economías regionales.

Este despliegue muestra que el Estado provincial puede convertirse en escudo protector de la industria local, mientras el gobierno nacional se desvanece en política de apertura regresiva que castiga a quien produce.

Pero advertimos límites urgentes:

  1. El consumo interno sigue helado, sin recuperación clara en las ventas, lo que frena cualquier estímulo productiv.
  2. Los anuncios financieros solo alivian, no reconstruyen. Las empresas no invierten si no hay demanda. Sin reactivación real del empleo y poder de compra, los créditos podrían no alcanzar.
  3. No basta con créditos y alivios: se requiere activar el mercado interno, defender la producción local e impulsar políticas de estímulo al consumo, especialmente donde más lo necesitan.

Comparativamente, provincias como Jujuy, sin herramientas como exenciones de Ingresos Brutos o mejora salarial para empleados públicos, están sumergidas en una economía paralizada y sin derrame. Buenos Aires, con instrumentos fuertes, demuestra que es posible actuar… pero también revela que aún falta diseño estratégico.

En definitiva, la gestión de Kicillof representa un intento valiente por rescatar el entramado productivo bonaerense. Sin embargo, sin reactivar el consumo, simplificar el Estado elefántico, y generar confianza en el mercado, estos esfuerzos corren el riesgo de ser fuegos artificiales: impactantes, urgentes… pero pasajeros.

  Monterrico vibra con Luciano Moreira: la política como servicio vuelve a enamorar

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *