Navidad con la heladera vacía: el “menú de fiesta” explotó y Jujuy paga el ajuste dos veces

Navidad con la heladera vacía: el “menú de fiesta” explotó y Jujuy paga el ajuste dos veces

Perico Noticias // En Jujuy, la mesa de fin de año dejó de ser un ritual familiar para convertirse en un tablero de supervivencia. La evidencia está a la vista: armar un menú navideño “económico” para cuatro personas ya ronda cifras que hace pocos años parecían un delirio. Solo como referencia, un relevamiento provincial estimó el menú navideño económico 2025 en $98.266 (cena, postre y brindis), y midió un salto acumulado de 2.480,5% en cinco años.

Pero reducirlo a “subieron los precios” sería una explicación cómoda. Lo que ocurre es más profundo: la economía se enfrió y el frío llegó también al Norte. La falta de liquidez, la retracción del salario real y la caída del consumo arman una pinza que aprieta fuerte: se compra menos, se reemplaza calidad por cantidad, se cambia marca por marca y, en muchos hogares, se cambia “asado” por “lo que alcance”.

Y no, Jujuy no es la excepción. La inflación provincial sigue empujando, aun cuando se venda el relato de “normalización”: en noviembre la DIPEC registró 2,8% mensual, con 31,9% interanual. El número podrá parecer “moderado” para estándares argentinos, pero en la vida real es una gotera permanente sobre un ingreso que ya viene golpeado.

No es solo macro: la provincia también juega su partido

La macroeconomía nacional explica una parte: ajuste fiscal, recorte de gasto, enfriamiento del mercado, consumo planchado. Pero en Jujuy se suma un componente propio: una arquitectura fiscal provincial que, según se percibe en la calle y en los comercios, se sostiene con una lógica de recaudación dura mientras el tejido productivo se achica. El resultado es un cóctel de final anunciado: menos ventas, menos rotación, más persianas a media asta.

Y cuando la familia pierde poder adquisitivo, el comercio lo siente primero. Porque en Jujuy la “fiesta” no se suspende por cultura: se suspende por caja. El consumo deja de ser elección y pasa a ser administración de daños.

Importados en góndola, industria local en terapia intensiva

Un dato clave que muchos pasan por alto: parte del reordenamiento de compras se explica por el ingreso de productos importados. Sí, aparecen opciones que permiten acceder a ciertos bienes, pero el otro lado de la moneda es brutal: la producción local, sin espalda financiera ni escala, no está preparada para competir. Incluso en la canasta navideña, los informes detectaron que los mayores aumentos están asociados a productos de origen importado.

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En el mercado real eso se traduce en algo simple: cuando el consumo se achica, el más débil cae primero. Y en Jujuy, el más débil suele ser el pequeño productor, el comerciante de barrio y la pyme que ya venía operando al límite.

Nación y provincia: el ahogo en cadena

A este cuadro se suma el estrangulamiento de recursos que viene de arriba hacia abajo. En el país, los intendentes y gobernadores vienen reclamando por caída de fondos, coparticipables y ATN, porque el ajuste nacional impacta directo en la capacidad de gestión local.

Pero en Jujuy la cadena de asfixia tiene un eslabón adicional: municipios que se sienten ahogados y que reclaman previsibilidad por una Ley de Coparticipación que ordene la relación financiera provincia–intendencias. Cuando el municipio no tiene aire, no hay margen para amortiguar nada: ni contención social, ni obras, ni dinamización de la economía local. El ajuste, entonces, no baja en abstracto: baja a la calle.

La Navidad como termómetro político

La mesa navideña es el termómetro más honesto de la Argentina y de Jujuy. No miente. Si el menú se dispara, no es por “capricho del mercado”: es porque hay un modelo económico frío que congela el consumo y un esquema fiscal local que no está amortiguando el golpe. Y cuando el Estado —nacional o provincial— mira el Excel antes que el mostrador, la sociedad cobra la factura con intereses.

En Perico lo vemos todos los días: familias que hacen malabares, comercios que rematan para sostener caja, trabajadores que patean pagos, y una sensación amarga que se instala justo cuando debería haber alivio. La pregunta es política, no gastronómica: ¿quién gobierna para que la gente pueda celebrar sin endeudarse?

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Porque una provincia no se mide por su superávit en papeles: se mide por la dignidad cotidiana de su pueblo. Y hoy, en Jujuy, la Navidad está avisando algo que nadie debería subestimar.

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