Redacción Perico Noticias // La instalación de una planta química en Perico, destinada a producir 100 mil toneladas de ácido clorhídrico (HCl) y 30 mil toneladas de hidróxido de sodio (NaOH) para la industria del litio, amenaza con despojar a la ciudad de su recurso más vital: el agua dulce. En una región ya afectada por la escasez hídrica y donde el agua es disputada entre el sector agrícola y el consumo urbano, la llegada de este proyecto industrial podría significar el golpe de gracia para la economía local y la calidad de vida de sus habitantes.
Una Crisis Hídrica Anunciada
El sector agrícola, pilar económico de Perico y sus alrededores, ya enfrenta desafíos para acceder al agua necesaria para el riego. Actividades fundamentales como el cultivo de tabaco, caña de azúcar, y frutas y hortalizas compiten con la creciente demanda urbana por un recurso que es cada vez más escaso. La llegada de una industria de estas dimensiones no solo exacerbará esta crisis, sino que amenaza con llevar al sector agrícola a la quiebra.
Volúmenes Incompatibles con la Realidad Hídrica
Para producir las toneladas declaradas de HCl y NaOH, la planta requerirá un consumo masivo de agua dulce de alta calidad, lo que representa una carga insostenible para la infraestructura hídrica local. Sin un plan de mitigación hídrica ni obras para garantizar el acceso a agua reciclada, el impacto sobre la disponibilidad de agua potable será devastador.
El Impacto en el Sector Tabacalero y Agrícola
El tabaco, una de las principales fuentes de divisas y empleo en la región, ya enfrenta altos costos de producción. Sin agua suficiente, las plantaciones no podrán sostener su productividad, lo que pondrá en riesgo a miles de familias que dependen de esta actividad. Además, otros sectores agrícolas, como la producción de caña y frutas, que también generan un auténtico derrame económico, sufrirán las mismas consecuencias.
¿Qué está en juego?
- Pérdida de empleos masivos en el sector agrícola.
- Desaparición de la principal actividad exportadora local.
- Aumento de la pobreza rural debido al colapso del sustento de miles de familias.
El Sector Urbano: Rehenes de la Industria
En la ciudad de Perico, la provisión de agua potable ya es un desafío. Sin obras de infraestructura para garantizar el tratamiento y reciclaje de agua, los habitantes se enfrentan a un déficit crónico que solo se agravará con la llegada de esta planta. El costo de oportunidad de desviar el agua potable para uso industrial es incalculable, especialmente en un contexto donde los hogares y negocios locales ya soportan altos costos de servicios básicos.
Energía Subsidiada para Contaminar
La instalación de esta planta no solo requiere agua; también demandará energía eléctrica en cantidades significativas. En una región donde los hogares pagan tarifas elevadas y enfrentan cortes frecuentes, el subsidio de energía para esta industria pone en evidencia las prioridades distorsionadas del modelo de desarrollo. La planta no solo consumirá recursos estratégicos; lo hará a costa de la población.
Riesgos Sin Mitigación: ¿Vale la Pena?
La instalación de la planta no incluye un plan de mitigación ambiental claro, lo que agrava los riesgos de contaminación del agua, aire y suelo. Además, las condiciones de trabajo en estas industrias químicas suelen ser de alto riesgo, ofreciendo empleos que, lejos de ser una solución, podrían representar un problema adicional para la comunidad.
El Llamado a la Reflexión
La pregunta es inevitable: ¿vale la pena sacrificar el agua, la agricultura y la calidad de vida de los habitantes de Perico por un proyecto industrial que no garantiza beneficios reales para la población local?
El desarrollo económico no puede construirse sobre las ruinas de la sostenibilidad ambiental y social. El agua es un derecho, no un lujo, y priorizar el lucro industrial por encima de las necesidades básicas es un error que no debemos permitir.
Perico Merece un Futuro Mejor
Perico y su gente necesitan soluciones reales, no proyectos que prometen desarrollo a costa de destruir lo que los sustenta. Es hora de exigir transparencia, sostenibilidad y planes integrales que respeten el medio ambiente y las necesidades de la comunidad. Si no se toman medidas ahora, el costo lo pagarán las generaciones futuras.