Sobre la Reforma Parcial de la Constitución «Trabajamos para sentar las bases del futuro deseable»

A 40 años de la recuperación democrática el pueblo jujeño votó por 21ª vez consecutiva, y eligió por 11ª vez al próximo gobernador. Se votaron legisladores, intendentes, concejales y también a los convencionales constituyentes que redactarán la modificación parcial de la Constitución Provincial.

Triunfó holgadamente un oficialismo que ofreció alternancia luego de ocho años de gestión en los que Jujuy renació de sus cenizas, después de dos décadas de debilidad institucional, violencia, corrupción e infructuosos gobiernos. La coalición gobernante supo a su tiempo capitalizar la resiliencia acumulada en tiempos aciagos y, postergando egos, generó acuerdos electorales y de gobernabilidad, comenzó un cambio cultural y a modificar la realidad jujeña.

Gerardo Morales y su equipo convocaron a la cultura del esfuerzo, y durante dos mandatos se puso en valor la paz social y el orden democrático. Se recuperó el equilibrio fiscal, comenzó una transformación educativa con inversión inédita, se amplió la matriz productiva, se desplegó un ambicioso plan de obras y se fortaleció la autonomía política provincial con base en la naciente independencia financiera.

Los aciertos y errores de la gestión emprendida en 2015 se pusieron a prueba, bajo la oferta de “el cambio a seguir” piloteado por Carlos Sadir, hasta ahora Ministro de Hacienda y Finanzas. Enfrente se ofrecía una oposición atomizada e inconsecuente. La ciudadanía, cautelosa y de bolsillos maltrechos, prefirió seguir el camino del cambio que permitió salir de la debacle institucional y política provincial, aun cuando el ambiente económico dificultara percibir el impacto subjetivo de los logros, muchos tangibles en territorio.

Es justo admitir que Jujuy ha cambiado, pese al contexto nacional adverso causado por la peor gestión de gobierno de las últimas cuatro décadas. Los jujeños mayoritariamente desoyeron las voces de la antipolítica que, desde los extremos ideológicos, descalifica y ahonda la apatía de la ciudadanía argentina, decepcionada y triste.

La decadencia nacional, social, económica e institucional, se manifiesta a todas luces en la escandalosa pobreza, la degradación de la moneda y del salario, el envilecimiento de la representación política y de las reglas republicanas, la corrupción impune y el acoso a la justicia y a la oposición. El espejo nacional muestra la cara más decrépita del último período democrático.

La desconexión con la realidad de la época es mayúscula. El mundo es testigo de la nueva dinámica social, impulsada por la revolución tecnológica, el cambio climático, el comercio internacional, el masivo fenómeno migratorio global, el conocimiento y las comunicaciones.

El cambio de época pone de manifiesto la necesidad de procesar el aprendizaje de las cuatro décadas consecutivas de gobiernos democráticos. Interpelan la capacidad de resignificar libertades, derechos y obligaciones y robustecer las instituciones republicanas con el propósito de asegurar la convivencia en unidad, como expresión de armonía en la diversidad. Jujuy avanza al futuro, con autonomía y autoestima.

La reforma de la constitución provincial se presenta como una ventana de oportunidad de renovar el pacto democrático; el desafío de afianzar las libertades y nuevos derechos; vigorizar la participación ciudadana y la transparencia; y motorizar el progreso y la innovación.

Valorizar la paz social como un bien supremo indispensable para la convivencia plural; mejorar la calidad de la política (limitar la reelección indefinida, suprimir fueros y privilegios, prohibir el indulto a autores de corrupción y de delitos graves, ficha limpia, reglas electorales superadoras, prohibir la ley de lemas); robustecer la independencia de la Justicia y su autonomía financiera, la creación del consejo de la magistratura y la autonomía del ministerio público, son algunas de las materias a debatir.

La reforma que se avecina genera la ocasión de debatir y establecer las nuevas bases de desarrollo humano y económico, anclado en el conocimiento y la innovación, la matriz energética limpia, el entorno ambiental sustentable y el estado inteligente enfocado en el ciudadano y el buen vivir de todas las personas.

Es enorme el desafío de estar a la altura del ADN del precursor y heróico pueblo jujeño. Ahora cabe la responsabilidad histórica de sentar las bases del futuro deseable. Hacer reformas de vanguardia que canalicen, de modo prospectivo, los sueños y esfuerzos de nuestros antepasados y los anhelos y merecimientos de las nuevas generaciones y de quienes quieran habitar el bendito suelo jujeño.

Isolda Calsina