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Vialidad descarta una desaceleración de la obra pública tras las elecciones
Javier Iguacel, el actual director de Vialidad Nacional, dice que entró a la política cuando vio que «la corrupción era muy grande» y pensó que podía mejorar las cosas. Hombre de principios, en una época anterior había abandonado con amargura su puesto en YPF por no estar de acuerdo con la venta a Repsol.
Ahora, afirma que el boom de la obra pública no es una jugada electoral y que durante 2018 -ya con un Congreso definido- los planes de infraestructura se seguirán desarrollando con ímpetu y con un presupuesto íntegro.
«Este año ejecutaremos $40.000 millones, y para el 2018 tenemos pautado $71.000 millones. La mitad provendrá del Tesoro nacional. Y la otra mitad serán préstamos de organismos multilaterales y del Programa PPP (asociación entre el Estado y compañías privadas)», señala con tranquilidad al ser consultado si la intención gubernamental de achicar el rojo fiscal puede hacer tambalear los proyectos.
Y agrega: «La obra pública no corre peligro. Al revés: ahora equivale a 2,6 puntos del PBI y vamos a pasar al 3,5%«.
Además, sostiene que se están haciendo «muchas más» rutas y caminos que en la época kirchnerista, y con un costo «hasta 40% más barato».
«Por el ahorro que logramos, es como si tuviéramos u$s3.000 millones. Durante la era K, el presupuesto de Vialidad nunca superó los u$s2.000 millones», detalla. «También hay mucha más eficiencia. Antes se contrataba gente, se pagaban salarios, se armaban los obradores y nada más«.
«En los últimos 60 años, Vialidad construyó 2.800 kilómetros de autopistas; nosotros queremos hacer lo mismo pero en cuatro años. Y lo vamos a superar. Ya construímos 200 kilómetros; tenemos 1.200 más en construcción y 400 kilómetros adicionales empezarán en los próximos meses», se entusiasma el ambicioso y resuelto ingeniero que hoy es una de las apuestas más fuertes de Cambiemos.