La maldición PRO de la minoría legislativa perseguirá Macri aún reelecto

Las especulaciones sobre el futuro de Cambiemos en 2019 se focalizan en las chances de lograr una reelección que hoy aparece como muy complicada. Hasta hace unos meses en el oficialismo, e incluso entre los opositores, daban por descontada la victoria de Mauricio Macri frente a un peronismo dividido y sin candidato competitivo. Pero la crisis económica cambió las expectativas y hundió al Presidente en las encuestas. Ahora, un balotaje el año que viene es un escenario muy posible, pero aún si Cambiemos lograra sortearlo tendría que convivir con un parlamento muy adverso. Ya tiene experiencia: el PRO logró recién en 2017 después de 10 años, tener mayoría en la Legislatura. Mientras tanto, Miguel Pichetto estaría trabajando en el Senado para quitarle al oficialismo la primera minoría antes de que termine el año.

Hoy, la Administración Macri da el 2018 por perdido y espera que el 2019 traiga una mejoría económica que sepulte las malas noticias de este año. Sabe que empezó un segundo semestre donde no habrá alivio para la gente porque el ajuste se hará sentir. E incluso lo han anunciado.

En la oposición la cuestión es la falta de candidato que capitalice la caída en las encuestas de Cambiemos. El ‘peronismo racional’ sabe que el balotaje es posible pero Cristina Fernández es la única que tiene más votos que todos los posibles postulantes del panperonismo: Urtubey, Schiaretti, Massa, etc. Esa realidad sigue siendo el principal capital político que tiene Cambiemos. Pero en sus planes electorales no está la segunda vuelta, temen que el opositor que llegue pueda ganarle a Macri, excepto si es Cristina. Según los últimos sondeos, ambos están parejos en intención de voto y –algunos ubican primera a la expresidenta- que equivale a sus núcleos duros de votantes.

Mientras tanto, en el Senado Miguel Pichetto intenta acrecentar su poder y el peso de la bancada peronista no kirchnerista. No hay elecciones hasta 2019 para renovar el Congreso, pero el rionegrino no las necesita: estaría gestionando dos incorporaciones a su interbloque con el propósito de convertirlo en la primera minoría y desplazar a Cambiemos, que apenas lo aventaja en un legislador.

Ser la primera minoría reporta muchos beneficios en el Congreso: reparto de cargos y manejo de comisiones, además de tener la llave para aprobar proyectos. Y una herramienta clave de negociación con el Gobierno: además, por el Senado pasan exclusivamente muchos nombramientos (directores del Banco Central, embajadores, la Procuradora, etc). Otras cuestiones que se deciden atañen también al Consejo de la Magistratura, el órgano que sanciona a los jueces y que todo poder de turno quiere tener bajo control.

Cambiemos no tiene hoy mayoría en ninguna de las dos cámaras, todo debe negociarlo especialmente con el peronismo de los gobernadores, a quienes suele hacer concesiones económicas que a veces son muy costosas para la Casa Rosada.

En épocas de ajuste esas concesiones serán más difíciles y dolorosas para el Gobierno. Pero no tienen margen para fortalecer sus bancadas.

El oficialismo sólo podría aspirar a hacer una buena elección en 2019 cuando se renueven ambas cámaras, pero las proyecciones no son alentadoras en ese sentido. En el mejor de los casos, tomando los mejores resultados de los comicios de 2015 y 2017, podría aumentar levemente el número de integrantes en sus bloques parlamentarios del Senado y Diputados, pero seguirían lejos de los 37 en la Cámara alta y los 129 en la baja, que representan la mayoría y quórum propio en esas alas legislativas.

Eso significa que Cambiemos, de lograr la reelección el año que viene, seguiría siendo minoría en el Congreso y tendría que esperar al menos otros dos años para revertir esa situación en las legislativas de 2021.

Por lo pronto, el primer semestre de 2018 en materia legislativa no parecer haber salido tan mal para el Gobierno. El oficialismo consiguió sancionar más leyes que la oposición.

Según el balance del primer semestre del año que realizó la Fundación Directorio Legislativo, por primera vez desde que Macri es presidente el oficialismo logró sancionar mayor cantidad de proyectos (cinco) que la oposición (tres). Si se consideran en conjunto los proyectos del Poder Ejecutivo y los proyectos del Poder Legislativo provenientes del oficialismo, la tasa de éxito alcanza el 50% (9 leyes sobre 18 totales). Esto representa un aumento con respecto al mismo período de 2017.

En lo que va de 2018, los legisladores de la oposición lograron aprobar tres proyectos sobre 18 leyes aprobadas en total (una de ellas, la ley sobre tarifas, vetada por Macri). Durante el primer semestre del 2016, el 100% de los proyectos sancionados con origen en el Poder Legislativo, habían sido impulsados por la oposición.

De las 11 leyes que fueron presentadas por diputados o senadores, se encuentran los tres proyectos derivados del mega DNU de desburocratización del Estado. Si bien fueron iniciativas impulsadas por los legisladores del interbloque Cambiemos, los articulados incorporaron al pie de la letra la redacción de dicho decreto.

Entre las leyes con origen en el Poder Legislativo, el espacio que más sanciones impulsó fue el oficialismo con el 46% (5 leyes). La oposición, aportó el 27% (3 iniciativas). En la misma medida, el restante 27% de las leyes del primer trimestre fueron proyectos de ley firmados por legisladores del oficialismo y de la oposición.

El segundo semestre será distinto. La crisis económica tiene correlato en el Congreso y la oposición se opone al ajuste que el Gobierno necesita plasmar en el Presupuesto Nacional, el gran desafío legislativo de Macri. Pero tiene otros desafíos por delante, por ejemplo no tiene los votos para nombrar a Luis Caputo en el Banco Central (está en comisión) ni a la candidata a la Procuración, Inés Weinberg de Roca.