La guerra de los menducos y el futuro de Cobos

 La guerra de los menducos y el futuro de Cobos

La UCR terminó virando en forma íntegra completa hacia una alianza práctica: sumarse al que mejor mide en la oposición, Mauricio Macri.

Por Gabriel Conte || El pasado 11 de diciembre, fecha emblemática si las hay ya que este año representará el primer día del nuevo gobierno, Santiago Montiveros contó en MDZ y por primera vez en el país que aquella esperanza opositora de centroizquierda, el Frente Amplio Unen, había entrado en «vida vegetal» al suspender su relanzamiento en el Teatro Astros de Buenos Aires tras la salida brutal de Lilita Carrió.

Lo desmintieron. Tenía razón. Y se la fue dando el devenir de lo hechos que terminaron siendo tan bizarros como que Pino Solanas negociĺ su candidatura porteña con el dirigente municipal bonaerense de aspiración nacional Sergio Massa y con Hermes Binner volviéndose a Santa Fe, en donde la reaparición del Lole Reutemann hace tambalear la hegemonía socialista.

Entre gallos de madrugada, la UCR terminó virando en forma íntegra completa hacia una alianza práctica: sumarse al que mejor mide en la oposición, Mauricio Macri. Pero en lugar de respaldar al precandidato con mayor inserción popular, Julio Cobos, la Convención Nacional, partida en dos pero con una tajada más grande para Ernesto Sanz, definió que éste será su hombre para competir enmlas primarias contra Macri y Carrió.

De inmediato, la UCR oficialmente no tiene nada que ver con el Socialismo y el GEN, Libres del Sur u otros sectores más hacia la izquierda que, sin embargo, están contenidos en algunas provincias como Mendoza.

Para Sanz, lo resuelto es pura lógica: ofrece territorio a cambio de coalición con el opositor mejor posicionado, Macri. Pero rompe con otra: el radical mejor expectado no es él y, por lo tanto, más allá de las palabras de rigor, ha dejado librado al radicalismo que no estuvo de acuerdo, a una nueva fuga como la que ya generó las Stolbizer, Carrió y varias otras corrientes más pequeñas que abandonaron la estructura partidaria y hoy querían ganarla, pero desde afuera.

Cobos se alineó, para cumplir con la formalidad. Pero no garantiza contención, a menos que se genere un «operativo clamor» que lo ubique como candidato a senador naciobal por Mendoza, al Parlamento del Mercosur o a algo que le devuelva el protagonismo que el máximo.organismo de su partido le quitó.

«Por ahora -dicen los trasnochados laderos que todavía lo.acompañan en Gualeguaychú- se recluirá en su banca de diputado nacional y se hará fuerte desde allí». Pocos lo creen así. Cobos no se quedará quieto. Es un «huevo que pide sal» para seguir. Y a la oposición le hará falta. Pero la derrota ha sido un duro golpe del que deberá recuperarse. Se verá hasta dónde llega la real vocación de poder del radicalismo en esas cosas: si se integran, si aportan a un triunfo opositor o si explotan.

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