Milei sensible hasta las lágrimas, por problemas de otros países, cruel con los usuarios del transporte público nacional

 Milei sensible hasta las lágrimas, por problemas de otros países, cruel con los usuarios del transporte público nacional

El tratamiento de la Ley Ómnibus en el Congreso Nacional, se suspendió y vuelve a Comisión por pedido del Bloque de La Libertad Avanza (LLA). Fracasó por la prepotencia, por la soberbia y la ignorancia política del partido político de Milei. Con esa suspensión la aprobación en general y de algunos artículos en particular que había conseguido el oficialismo, se vuelve al 3 de enero, el día que la presidencia de Diputados derivó el proyecto a las Comisiones, o sea que todas las semanas de debate previo fueron al vicio.
Lo que fue un verdadero papelón es que todos los diputados oficialistas, incluido el Jefe del Bloque creían que volviendo a Comisión se mantenía la aprobación de la Ley en general y de los artículos tratados, incluido el otorgamiento de facultades delegadas que le permitían a Milei legislar sin pasar por el Congreso, todo lo contrario, a lo que dice el reglamento del Congreso: una Ley que vuelve a Comisión, vuelve a fojas cero. Este un fracaso por falta de experiencia legislativa, por despreciar e ignorar los consensos, las negociaciones, por amenazar y extorsionar al Congreso, pero en especial porque el oficialismo posee políticos brutos e ignorantes de los procedimientos legislativos.
Pasaron varias cosas: el trámite parlamentario volvió a ser de una desprolijidad enorme, con un diputado que iba leyendo uno a uno los más de 380 artículos de la Ley Ómnibus, sin que la mayoría de los diputados tuviera una copia de la Ley que se estaba tratando. Hubo un primer triunfo del gobierno de Milei cuando fueron aprobadas las facultades delegadas (o sea, aprobar o dictar leyes sin pasar por el Congreso), luego de varios traspiés en los artículos posteriores se fue a un cuarto intermedio, justo antes de tratar todas las privatizaciones.
Desde un principio no tenían los votos asegurados para aprobar todos los artículos en particular, querían llevarlos a la sesión y allí mismo, presionar a los diputados para que aprueben, como esa estrategia no prosperó, se suspendió el tratamiento. Horas después del fracaso bochornoso, acusó de traidores a propios y ajenos, de que los gobernadores no cumplieron con los acuerdos preexistentes y que tienen negocios “de narcos y de trata”, escrachan a diputados (que en algunos casos aprobaron todo menos algún inciso en particular) publicando “listas negras” desde espacios institucionales que incitan a la violencia política. Milei y sus secuaces amenazan con un ajuste aún mayor del ya perpetrado, toman esto como una “declaración de guerra” y vuelven a proclamarse como víctimas de la “casta”, todo un relato que ya suena a disco viejo y rayado. Es decir que Milei, actúa como un caprichoso: aquel que no le vota todo es un traidor y es la “casta”.
¿Qué tiene que ver la Ley Ómnibus con resolver la Inflación y la pérdida del poder adquisitivo del conjunto de la sociedad? NADA
Milei se fue 10 días al exterior, sin dejar un interlocutor válido (tiene sólo dos, su hermana Karina que viajó con él y a “Toto” Caputo, el Ministro de Economía, que acusa de corruptos a los legisladores opositores y es sinvergüenza profesional, que ve la paja en el ojo ajeno pero no ve la viga en su propio ojo). Y lo curioso y sorprendente de Milei, es que demuestra una sensibilidad enorme, hasta las lágrimas, por problemas de otros países, pero es insensible por los problemas nacionales como lo demostró ante el desastre natural de Bahía Blanca, ante los incendios forestales en Chubut o ante el hambre de millones de compatriotas que necesitan un apoyo desde los comedores populares que están sin abastecimiento.
Si algo se evidenció en estos casi dos meses de Gobierno Liberal es que el ajuste contra la casta fue un ajuste contra los jubilados, los trabajadores en general, los sectores de las economías populares, las PYMES y las economías regionales, entre tantos otros sectores, que ya se están fundiendo o irán a la quiebra en los próximos meses. Esta apuesta a todo o nada, este discurso falso de que “este es el único camino” se choca con una realidad: el único camino nunca puede ser estar mucho peor. Si el gobierno elige llevar esta situación a un camino mucho peor, será su exclusiva responsabilidad y a la sociedad en su conjunto no le va a quedar otro camino que enfrentarlo. // Santiago Seillant

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