Duras conclusiones de la ITGA respecto a la COP10 del CMCT de la OMS

 Duras conclusiones de la ITGA respecto a la COP10 del CMCT de la OMS

La falta de transparencia, la intimidación y las presiones marcaron la COP10 del CMCT de la OMS

La décima sesión de la Conferencia de las Partes (COP10) del Convenio Macro para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de Salud (OMS) fue un punto de inflexión para muchas cuestiones sobre las que la Asociación Internacional de Productores de Tabaco (ITGA) lleva tiempo expresando serias preocupaciones.

La ITGA prestó especial atención a la postura de Brasil a través de su delegación oficial en la COP10. Para empezar, existe una falta de coherencia en la postura del país. Brasil es el segundo mayor productor de tabaco y el líder internacional en exportaciones de tabaco. Por lo tanto, el impacto socioeconómico, en las regiones donde se cultiva tabaco en el país, debería tener especial énfasis, porque sólo de esta forma puede entenderse todo el argumento. Lamentablemente, la delegación oficial brasileña no tuvo en cuenta estos hechos y transmitió una postura unilateral durante la COP10 (exclusión de datos y hechos importantes).

Más preocupante para los principales países productores y exportadores de tabaco es entender que la delegación oficial de Brasil en la COP10 está presionando para la aplicación de las directrices del CMCT de la OMS que se dirigen directamente al cultivo, mientras que, al mismo tiempo, desestima por completo los datos científicos que demuestran su ineficacia y, en consecuencia, los impactos contraproducentes.

Aún no conocemos el alcance de la propuesta presentada por Brasil que se introdujo casi de forma inadvertida, en el orden del día oficial de la COP10 (falta de transparencia en los procedimientos). A pesar de los intentos realizados por el Comité Brasileño, que incluía a diputados estatales y regionales brasileños solicitando total transparencia sobre este punto específico, el documento nunca fue compartido (falta de transparencia en el intercambio de información). Sin embargo, este documento fue discutido durante las sesiones informativas organizadas por el jefe de la delegación brasileña y Embajador de Brasil en Panamá, Carlos Henrique Moojen de Abreu e Silva. La Dra. Vera Luiza da Costa e Silva, anterior responsable de la Secretaría del CMCT, que parecía liderar la conversación dentro y fuera de la COP10, explicó que el objetivo no es interferir directamente en el cultivo, sino hacer avanzar la conversación medioambiental dentro de la COP10.

Este punto adicional del orden del día de la reunión se programó cuidadosamente. Hay que tener en cuenta los esfuerzos históricos por vincular el tratado a otras iniciativas de las Naciones Unidas (ONU) con fuerte empuje privado y público. Hace diez años, el tratado inició el enfoque de relacionar los argumentos con los de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU situando la producción de tabaco como su principal enemigo, o al menos intentándolo. Esta vez, la agenda va en consonancia con las negociaciones en torno al tratado de la ONU sobre los plásticos, que concluirá en diciembre de 2024. Así es como la Secretaría del CMCT de la OMS y las miles de ONG antitabaco de todo el mundo trabajan para seguir siendo relevantes en el contexto mundial.

Evitar el Artículo 17 también forma parte de la estrategia. El pasado mes de octubre se presentó un conjunto de herramientas para el Artículo 17. La ITGA estudió el documento en profundidad y encontró algunas ideas muy valiosas. Tras más de quince años de creación de este grupo de trabajo, por fin se percibe cierto equilibrio en la argumentación aplicada. Sin embargo, el conjunto de herramientas va en cierto modo en contra de la línea agresiva celebrada durante el Día Mundial Sin Tabaco. Las alternativas económicamente viables al cultivo de tabaco siguen siendo la mayor laguna del tratado, simplemente porque no se ha identificado ninguna después de todos estos años. Por lo tanto, esto puede considerarse un fracaso. En última instancia, no aporta financiación debido al elevado coste de los proyectos piloto, que es la única forma de probar, en este caso concreto, la teoría que hay detrás. Así pues, pasarán más años y no cabe esperar cambios en la búsqueda de alternativas económicamente viables al cultivo del tabaco. Esto significa que los cultivadores de tabaco están de nuevo abandonados a su suerte sin el apoyo de los gobiernos, las empresas y con tan sólo teoría procedente del CMCT de la OMS.

En cuanto a los debates no relacionados con la salud y el impacto medioambiental del consumo de tabaco, la conversación sigue siendo circular. Esto se debe a la falta de inclusión no solo de los conocimientos agrícolas, sino también de los estudios que podrían arrojar luz sobre los esfuerzos que ya se están realizando en materia de diversificación. Este planteamiento irresponsable de omitir deliberadamente información extremadamente relevante está justificado por parte del CMCT a través de la aplicación del Artículo 5.3.

La ITGA está de acuerdo con los criterios adoptados por los países y los bloques regionales para aplicar las directrices del CMCT de la OMS cuando se trata de reducir el impacto negativo del consumo de tabaco en materias de salud, que es en efecto, un problema mundial. Con lo que no podemos estar de acuerdo es cuando se intenta combatir la cultura del tabaco como forma de reducir este impacto principalmente, porque este enfoque ha demostrado ser contraproducente.

Cuando se debaten estas medidas, los países productores de tabaco deberían tener la oportunidad de levantarse y defender la importante contribución socioeconómica que el cultivo de tabaco proporciona a sus países. Pero el nivel de presión e intimidación en el contexto de las reuniones y debates de la COP es tal calibre que llega al punto de etiquetar a las delegaciones de los países en la COP con los llamados premios «cenicero sucio». Más curioso es saber que no hay voces públicas que denuncien estos comportamientos abusivos.

Desde la ITGA, como representantes mundiales de los cultivadores de tabaco, observamos con preocupación la impunidad con que se esgrimen argumentos contra el cultivo de tabaco sin aportar datos fiables. Un nuevo ejemplo reciente es la afirmación del CMCT de la OMS de que cada año se limpian 200.000 hectáreas de tierra para cultivar tabaco, cuando en realidad la superficie cosechada de tabaco ha disminuido constantemente en la última década. Estas afirmaciones falsas se presentan a la mayoría de los países que forman parte de los debates en las reuniones de la COP sin que se solicite más información. Además, esto ocurre en un contexto en el que existe una gran desigualdad de conocimientos especializados relacionados con el cultivo del tabaco, ya que los tres principales mercados productores de tabaco representan aproximadamente dos tercios de la producción mundial de tabaco, de entre los 183 firmantes.

Viendo la cantidad de fondos dedicados a dirigir este empeño antitabaco, junto con los esfuerzos realizados por los países para enviar delegaciones a la COP en contrapartida de las conclusiones filtradas al final de la semana, debe ser muy decepcionante para países que gastan millones de dólares en financiar una organización que les recompensa con un «cenicero sucio». A menos que se aborden adecuadamente estas preocupaciones, en la ITGA no podemos imaginar cómo se pueden llevar a cabo de forma realista las importantes tareas que el CMCT pretendía cumplir inicialmente.

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