FMI: comienza una semana clave de negociación cara a cara en Washington

 FMI: comienza una semana clave de negociación cara a cara en Washington
Tras el pago del vencimiento de junio con DEG y yuanes, el Gobierno buscará sellar el acuerdo técnico en la capital estadounidense. Los funcionarios podrán mostrar que el mes pasado se contrajo la brecha vía crawling peg.

Por Carlos Burgueño // Comienza hoy la décima semana de negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y se presume que, si bien podría no ser la última, hacia el viernes comenzaría a definirse el acuerdo final que sucederá hasta fin de año al Facilidades Extendidas firmado en marzo de 2022. Luego, las partes ya lo saben, habrá tiempo para rediscutir la totalidad de la relación entre el país y el organismo que maneja Kristalina Georgieva; ya con el sucesor de Alberto Fernández en la Casa Rosada. La novedad que se vivirá desde esta semana es que las negociaciones volverán a ser cara a cara. Y que, si bien aún no se verá el encuentro presencial entre Sergio Massa y Gita Gopinath (este se reservará para el momento final de las firmas), sí habrá encuentros de máximo nivel con funcionarios de ambos bandos con capacidad de negociación y rúbricas.

Gabriel Rubinstein

Por el lado argentino estarán presentes en la capital norteamericana el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur. Por el lado del staff del FMI, por primera vez estará cara a cara con los argentinos el chileno Rodrigo Valdés, la persona que sucedió al brasileño Ilan Goldfajn en la gerencia para el Hemisferio Occidental del organismo. Valdés estará acompañado por el jefe del caso argentino, el venezolano Luis Cubeddu, quienes tendrán la responsabilidad institucional de dar los puntos finales a la negociación técnica con Rubinstein y Madcur.

El primer capítulo que discutirán será, obviamente, el último que queda por dilucidar para llegar a un nuevo acuerdo: la política cambiaria. El FMI continúa reclamando una devaluación lisa y llana, que lleve el tipo de cambio más allá de los $300. La misión de los enviados de Buenos Aires es la de convencer a los observadores de Washington que la política de crawling peg aún es posible; y que devaluar de manera controlada y gradual es la mejor estratégica para controlar la inflación. Y manejar de paso el proceso electoral. Los números del Ministerio de Economía de junio, sin ser acelerados al ritmo que reclama el FMI, tienen algo de lógica en la reducción de la brecha entre los tipos de cambio. Muestra el Palacio de Hacienda que el mes pasado el dólar oficial se devaluó un 7,3%; con un Blue que creció el 0,8%, un CCL a 1,5% y un MEP que se recuperó un 3,2%. Todo esto con una inflación que podría pelear el 7%, con lo cual, si bien no habría un alza sustancial en la competitividad contra el alza de precios, sí pudo mostrarse una reducción de la brecha.

Mientras tanto, el viernes Argentina giró los u$s2.800 millones necesarios para no caer en default, a la espera del cierre de las negociaciones. Las normas del organismo que maneja Georgieva no tienen tolerancia de tiempos para los países miembros que no cumplan con los vencimientos de los acuerdos vigentes, y quedan calificados en default de manera inmediata. La situación actual del país es de negociaciones abiertas para una nueva versión del Facilidades Extendidas, con metas más flexibles de reservas a acumular en el BCRA y el reconocimiento de los efectos de la sequía en las metas comprometidas ante el FMI en el acuerdo firmado en marzo del año pasado; y que hasta enero de 2022 no hubo mayores problemas en cumplir.

Desde el comienzo del nuevo Facilidades Extendidas, ya se cerraron cuatro revisiones, todas exitosas en cuanto a las metas de reservas, déficit fiscal y emisión monetaria, lo que llevó a la aprobación general de 2022. Todo ahora está suspendido hasta que se llegue a una solución final, para bien o para mal. Las partes saben que Argentina no cumplió las metas de reservas del primer trimestre, y que las otras dos necesarias para recibir los avales pasaron a convertirse en anualizadas y no tomadas como cuatrimestrales. Los negociadores discuten la nueva meta de reservas, mientras que las de un déficit de 1,9% para todo el año y una emisión monetaria máxima de 0,6% del PBI están en observación.

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